Al sur

Osmara Matos Díaz, una arquitecta devenida artesana

Osmarita, una arquitecta que la vida enrumbó hacia otras artesUna severa artitris reumatoidea apresuró la jubilación de Osmara Matos Díaz y desde hace 17 años tuvo que interrumpir su vida laboral. La graduada en Arquitectura no buscó sitio en la lástima personal. En la niñez la abuela paterna la había enseñado a andar por los senderos del tejido crochet, a confeccionar cadenetas, cintas y otras cosas muy sencillas.

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Decidida a no darle entrada a la desocupación, “comencé a perfeccionar lo que sabía, hasta llegar a elaborar confecciones de mayor complejidad”.

Amplía el horizonte creativo. Nacen entonces de sus hacendosas manos distintos tipos de macramés, piezas cosidas y bordadas y en menor escala el tallado de madera, “porque se requiere de mayor esfuerzo, como vez mi estado de salud no me lo permite”.

La autodidacta santacruceña, pone mucha dedicación además en los distintos diseños de papel recortado, donde se exhiben pequeños tapetes y figuras bien combinadas.  “No es nuevo, es un arte milenario en China y Japón. Lo he visto por la televisión nacional. Yo persigo los programas referidos al arte. Si algo me llama la atención me empeño en hacerlo, y si no sale, nada pasa, hasta ahora la suerte y la vocación no me han defraudado”.

La Matos Díaz tiene siempre algo en mente. Enseña emocionada dos hojas cuadriculadas, donde sendos dibujos embellecen la superficie: un barco velero y el Dios del Comercio. Le llevó varios días concluirlos. “Primero se cuadricula la hoja donde se va a trabajar, se marca el dibujo y en otro momento con el propio grafito se rellenan las rayas y los cuadros, al explicarse tan rápido parece sencillo, pero no lo es”, expresa sonriente.

Al consumir los huevos de las gallinas criollas o de granja, los cascarones no se desperdician. El material biodegradable lo empleó para enchapar sobre la superficie de la dócil cartulina, la hermosa Catedral de La Habana y una mariposa. “Todo lleva su proceso. Los cascarones los sumerjo en agua unas horas, le retiro una telita blanca del interior y los pongo a secar a temperatura normal, sin exponerlos al sol”.

No se trata luego de hacerlos añicos, de acuerdo a lo que requiera el nuevo proyecto, así será el tamaño de cada pedacito. En estos precisos momentos se encuentra embelleciendo el rostro del rey de la selva, con este propio modo, similar al mosaico. “No he calculado el tiempo que me tardará terminarlo, pero en esto ya llevo casi un mes”.

Una pinza se embarra con pequeñas dosis de adhesivo para ir colocando las piezas El pegamento empleado no tiene nada de especial, es la unión únicamente de gasolina con poliestireno. “Sí quisiera que alguien conocedor de este tema me indicara, cuál producto debo emplear para proteger este tipo de obras de los insectos. Deseo conservarlas, por lo que representan para mi”, señala solícita.

Los pequeños artistas y los instructores de arte, integrantes del Proyecto comunitario Papalote, se han interesado en la obra de Osmara, solicitándole se vincule con ellos y les enseñe todo su primoroso potencial. “Y lo haré, los niños y las niñas podrán desarrollar muchas habilidades”.

Santiago SantaCruz
Cortesía para Radio Santa Cruz