Santa Cruz del Sur no se rindió ante el huracán Paloma

Santa Cruz del Sur, 8 de noviembre del 2008, huracán, Paloma, huracán Paloma, franja costera, infausto acontecimientoSanta Cruz del Sur, 8 nov.- El 8 de noviembre del 2008 un huracán con el pacífico nombre de Paloma, azotó con fiereza a esta localidad austral y sobre todo su franja costera, el segundo aniversario de este infausto acontecimiento me incitó a volver sobre el tema.

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En aquella ocasión, junto a otros compañeros de diversos medios de prensa provinciales y nacionales, seguí de cerca informativamente los destrozos ocasionados por ese fenómeno atmosférico que causó grandes daños a las viviendas, entidades, cultivos y escuelas, pero no pudo arrebatar la vida de ningún ser humano.

La movilización acostumbrada y bien orientada por la Defensa Civil, junto a los principales dirigentes y el apoyo del pueblo, condujo a realizar las evacuaciones con la prontitud requerida. De inmediato comenzó la fase recuperativa, reconstructiva y constructiva orientada por la máxima dirección del país.

En la franja costera

Aún en el litoral santacruceño  hay más de 190 viviendas habitadas  por varios núcleos familiares, los que no recibirán jamás abandono. La orientación del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, es sacar a todos los que allí viven y eso se va a cumplir, el montaje de edificios prosigue.

En el barrio Paloma,  en la moderna Comunidad 50 Aniversario, levantada en tan solo 14 meses, y en varios inmuebles del tipo gran panel con apartamentos espaciosos y confortables, habita una inmensa mayoría de los que nacieron y se criaron en la zona de la Playa.

Estas preciosas y  modernas edificaciones nacieron por el esfuerzo de diversos colectivos del MICONS a nivel provincial, fuerzas del Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y  brigadas voluntarias constituidas por damnificados  trabajadores de distintos sectores y representantes de organizaciones políticas, de masas y sociales.

La voluntad constructiva continúa, para afianzarla intervienen hombres y mujeres del contingente Ignacio Agramonte. Cada inmueble terminado permite hacer nuevas entregas y cada día serán menos los que van a quedar en esa área tan vulnerable donde los llenantes de mareas se tornan más fuertes. Las consecuencias del cambio climático se aprecian cada vez con mayor frecuencia.

El compromiso hecho por la Revolución no quedará en el olvido. A pesar del genocida bloqueo y la crisis económica que atraviesa el mundo, ningún pichón va a quedar al garete por estos predios, como plasmaran en carteles, espontáneamente, los playeros cuando regresaron a sus hogares luego del paso del evento meteorológico.

Estelvina Fontanil Arias, fue electa como delegada en las pasadas asambleas de circuncripción. Sus vecinos conocen sus méritos y virtudes. Hace más de 40 años reside en esa zona, “desde que nací conozco a todo el mundo. Cuando el 28 de noviembre del 2008 el compañero Esteban Lazo Hernández vino a la playa, ese día llegaba a mi cumpleaños 47. El se interesó por los daños de la casa, le respondí que habían sido pocos”.

Fue coordinadora de los CDR en la base, responsabilizándose siempre por apoyar las tareas de la organización y colaborando con las orientaciones de la Defensa Civil. “No quisiera recordar a Paloma. Salí cuando el agua me daba casi a la cintura, me evacué en el pueblo, dejando en un cuarto, muchas cosas de valor, que no se perdieron de casualidad”.

Cuando pasó todo hasta la presión arterial le subió. Destrucción y penurias materiales habían quedado. “La casa estaba llena de fango, dentro de ella el agua subió un metro y en el patio como es más bajo alcanzó más… pero el estímulo fue ver tantos dirigentes dándonos aliento, eso elevó muestro espíritu, sabíamos que todo tendría solución”.

Pico en mano Luis Alfaro González, aprovechaba la tarde para limpiar el frente de su hogar, tras pedirle permiso para interrumpir su faena, nos pidió pasar a su hogar. Este pescador de langosta, trabajador de vanguardia en el Combinado Pesquero Algérico Lara Correa, nos asevera que “Paloma estuvo de madre”.  Manifiesta que fue uno de los últimos en salir de la playa, “cuando los vientos se llevaban los techos…fue un ciclón duro”.

Recuerda el desastre, en su hogar el huracán arrancó persianas y puertas. “Pero fuimos visionarios”, afirma Marilú Ínsula Pérez, esposa de Alfaro González. Supo a través del Puesto de Mando de la entidad pesquera que todos los barcos regresarían de inmediato a puerto. “Cuando Luis llegó a la casa coincidimos en recoger la mayor cantidad de cosas, salvamos así la mayoría; hasta pedazos de mangles colorados sacamos al retornar”.

Un carretón les sirvió, como a otros, de transporte ocasional. A pesar de la intervención del Doctor Rubiera por la televisión nacional, muchos vecinos de la playa llevaron equipos electrodomésticos y otros bienes para casas de mampostería, considerando  podrían aguantar los embates del viento y las olas, pero los golpes de las ráfagas y las aguas lo sacaron todo y se lo llevaron, sin mediar sacrificios personales y colectivos.

La ayuda de la Revolución llegó, entregándoles a los damnificados los bienes esenciales, ayudando entre todos a sanear las calles, reconstruir hogares, levantándose el amor propio de los afectados, con la presencia incluso del renombrado artista de la plástica Kcho y su brigada artística Martha Machado, instructores de arte,  militantes del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas, personal especializado y técnico de la Salud Pública y todos los santacruceños llenos de alta sensibilidad.

“Soy de Villa Clara, pero desde el año 50 vivo aquí. Vi pasar el Flora y el Cleo. Le aseguro que el Paloma si fue un terrible ciclón.  Yo puse los equipos, las cosas de la cocina y las ropas en el baño, bien colgaditas en los percheros, los colchones encima de los escaparates y logramos salvarlas, claro fue un milagro”, relata Justo Sosa Cañizares.

En el viaje hacia Camagüey junto a los que serían evacuados, “se me ocurrió decir que si el ciclón seguía el rumbo que traía acabaría con este pueblo, una señora me catalogó de ave de mal agüero. No hizo mayores estragos porque no cogió el sur franco, sino imagínese como hubiera sido”.

Lo que vio durante el gobierno de Machado y Batista, lo hace memorizar la falta de alimentos y la desprotección reinante en las masas pobres. “En un ciclón del 33, en Sagua La Grande, mi padre decía: ¡Ay! Machado, después que nos diste tanta hambre nos dejaste un ciclón. Esta Revolución ha hecho tantas cosas y todavía hay algunos desagradecidos. Por ella yo muero”.

Milagro Vargas Pérez está recién operada de unos quistes sebáceos.  Su hogar está ubicado frente al mar, lo que fue la llamada Calle de Alante, en el desaparecido poblado de pescadores el 9 de noviembre de 1932. La erosión de los llenantes, las lluvias y los ciclones de los últimos tiempos han sacado a relucir los ladrillos colocados por los antiguos pobladores para compactar la Calzada de La Marina.

“Fue triste y desconsolador ver el panorama dejado por ese huracán. Muchas familias quedaron sin viviendas, otras casas fueron afectadas críticamente. Hasta los hombres lloraban”. Nos salvó la gran Revolución que hace más de 50 años tenemos. Quedamos muchos en la playa, pero sabemos que vamos salir, pues las construcciones de edificios continúan”.

José del Risco Guerra, ya está jubilado, navegó por mucho tiempo en una de las embarcaciones de la entidad pesquera santacruceña. Hace 74 años vive frente al mar. “Nunca he salido de aquí”.

Ante el peligro se retiró con sus seres queridos hacia lugar seguro. “Dentro de la casa no quedó nada, el mar barrió. Ese balance en el que usted está sentado lo reconstruí, al igual que los otros. Ahora no puede haber desespero, ya Raúl dio la orden, algún día, no muy lejano tendremos casa nueva allá en el pueblo, se acabarán para siempre las preocupaciones”.

Plantea como mucha madera de las moradas de los alrededores, tumbadas por Paloma entraron para el interior de la suya. “Fíjese como actuó ese fenómeno, que arrastró un tanque de hierro de una tienda de víveres cercana, y afectó bastante una de las paredes; a las cabillas de una de las anillas, parecían haberle pasado un oxicorte”.

“Mi padre me hacía las historias del huracán del 32, decía que todo el ciclón formado al sur de Puerto Rico, venía a parar a este poblado, y si no se salía antes de que llegara, entonces se debía permanecer dentro de la casa”.

Así comenzó la breve conversación con Cándido del Risco Guerra. Quien afirma como después de Paloma sí le ha cogido miedo al mar. “Cuando salí de este hogar con un sobrino, ese 8 de noviembre, sobre las 3 de la tarde, ya la mar rompía fuertemente; el día 9 la mayor parte de este barrio era puro escombros, se escuchaban las calamidades y las gentes buscando lo que podían”.

Nos relató como el nivel del mar sube sin haber marejadas, “eso es preocupante; cuando hay sures el agua salta por encima del muro sin dificultad, cualquier vientecito contribuye a inundar las calles. La vida en la playa ya no es la misma, es evidente el peligro, la zona es muy baja. Confiamos ciegamente en nuestros dirigentes, no nos dejarán al pairo”.

En el barrio Paloma

Ciento 62 casas están habitadas en el barrio Paloma, con varias familias  que resultaron afectadas por el fenómeno atmosférico, que pasó en el mes de noviembre del 2008 por esta localidad. Las moradas se hicieron en tiempo récord, antes que concluyera el mes de diciembre, por distintas brigadas de las Empresas Forestales de la Provincia de Camagüey y el propio municipio santacruceño, sin descontar las presencia voluntaria de todo el pueblo.

Ángel Figueredo Salazar y Deysi Cardoso Figueredo, han mantenido una vida amorosa muy rica, formando una linda familia. Ella vivió más tiempo que él en la playa. Ambos opinan qué saludable fue la salida de la playa. “Ya nada se nos hecha a perder”, dice Ángel.

“Paloma nos tumbó los cuartos y el techo de la casa, recuerda la Cardoso Figueredo. Los muebles y nuestras ropas andaban entre el fango. Es un recuerdo desagradable. Arreglamos con lo que se pudo la vivienda, pero estuvimos un mes limpiándola todos los días para quitarle el mal olor y los sargazos”.

Ahora la tranquilidad los invade, no les toca a la puerta la preocupación por la presencia de un sur o un ciclón. “Vivir lejos de la playa es lo mejor. Soy pescador y sigo en el mar, es mi trabajo… Esta Revolución es única…”

 Gran parte de las pertenencias desaparecidas les fueron dadas por el estado cubano, “y sobre todo un techo firme. Si tenemos televisor, refrigerador, los medios electrodomésticos, los colchones y muchas cosas más, es gracias a la ayuda revolucionaria, esa no falla”, acota Alejandro Suárez Figueredo.

Juana Escalona Alba, su esposa, dice estar muy agradecida. “Fidel y Raúl no se olvidan del pueblo ni de los humildes”.
“Estar lejos del mar es de por sí una ventaja. La mejora ha sido del día a la noche, grande, grande. Si estamos aquí fue porque lo perdimos todos, pero no la vida. Tenemos lo esencial para vivir y mejorar, más adelante nos darán apartamentos a los que estamos aquí “, manifiesta Mario Varela Arredondo, soldador en el Combinado Pesquero Algérico Lara Correa.

“Nos evacuaron para Camagüey, allá nos enteramos del desastre, destaca Leonor Lebrigio Pérez, compañera en la vida de Mario. Cuando volvimos nos caímos casi muertos del sufrimiento. A mi hija que vive aquí al lado le pasó lo mismo. Nadie se ha quedado botado en la calle. El Socialismo es verdaderamente humano”.

Modernas Edificaciones

Seis edificios del tipo gran panel exhiben su fortaleza entre dos largas arterias, cambiando el entorno de modo significativo. Otros 280 elegantes apartamentos se distribuyeron por varios inmuebles en la Comunidad 50 Aniversario, la que cada día cobra más belleza. Hace seis meses Doris Torres Figueredo recibió el suyo.

“Del barrio Paloma salí para aquí con mi hijo y mi nieto. No le puedo negar el menos que le echo al mar, y cuando tengo un filo voy a verlo. Nos quitamos de una vez y para siempre la pesadilla de los ciclones. Esta casa es una maravilla, esta cómoda y grande, tiene dos cuartos y todo lo demás. ¿Quién se puede quejar?”.

Más de 60 años de matrimonio tienen Wilfredo Nemesio Sánchez Cabeza y Elia Rosa Pérez Acosta. Su hogar lo comparten felices con un hijo, su nieta Nicel y una cariñosa bisnieta.

“Nos llevamos bien, siempre nos hemos comprendido”, señala  Elia Rosa, quien ama a su cónyuge como el primer día.

Ambos dirigen mi atención hacia la foto que se tomaron junto al General de Ejército Raúl Castro Ruz, cuando estaban evacuados en la Universidad de Camagüey. “Es un gran tesoro. “Las gentes se pusieron celosos cuando vieron que él nos ponía el brazo por encima de nuestros hombros”, recuerda  Sánchez Cabeza.

El también Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, “nos dijo que tendríamos una casa para toda la vida y ya la tenemos. Machado Ventura nos hizo una visita, nos preguntó cómo nos sentíamos en el apartamento y le respondimos que muy bien”.

Desde los 8 años Alfredo Suárez Betancourt se dedicó a pescar. “Hace tiempo me retiré, pero de los gobiernos anteriores no recibí nada, más bien a los pobres nos maltrataban. El que hable mal de este proceso no tiene perdón, aquí nadie se queda al garete. Mire la casa que tengo ahora. De qué me puedo quejar”.

Raisa Fonseca  Revolta y Luis Alberto Fernández García han conservado a capa y espada, enfrentando muchos ciclones, la única foto que les queda de su boda. “Para que veas que no era gorda…Hablar de Paloma me eriza, ese huracán nos desgració la vida, pero la Revolución nos tendió enseguida su mano generosa”.

Unas horas antes de regresar a tierra Fernández García se hacía acompañar en su bote por un hijo y un amigo. “En el cayo Rabihorcado escuchábamos las noticias por la radio. Oigo que el ciclón había ganado organización y había cambiado el rumbo del nordeste al este, entonces dije, ese ciclón va a chocar con Santa Cruz, y nos fuimos para nuestras casas”.

Ellos extrañan el mar, su barrio, el amplio malecón. Los que estamos acá cambiamos la playa por estos buenos edificios, fue para bien. “Nos quitamos a nuestra edad un tremendo problema. Siempre le daremos las gracias a la Defensa Civil y ha esta Revolución”, significa Luis Alberto.

“Yo diría que este es un premio, un premio que nos dio Fidel y Raúl. De lo contrario cómo hubiéramos podido tener estos palacios”, señala Gladis Brizuela Hernández, quien vivió en la franja costera más de 30 años.

“Todo ese tiempo fue de sacrificios y amarguras. El mar entra cuando hay un sur, eso mete churre para las calles y para las casas, las cosas se echan a perder rápido, el salitre no cree en nadie”.

Gladis perdió sus cosas entre las aguas. Estuvo a buen resguardo junto a sus seres queridos. “Pero estaba segura que tarde o temprano tendría un techo, no pensé que sería tan lindo”.

El Ike hizo daños, pero el Paloma vino a acabar. Opinan la amorosa pareja conformada por Marlene Cardoso González, auxiliar de cocina, en el restaurante Veril Azul y Ramón Bonet Leyva, pescador por cuenta propia.

“Ese huracán fue un gavilán con garras. Nos hemos librado de malos ratos, de los mosquitos, pues aunque se fumigue, la zona costera tiene eso. Nos sentimos extremadamente agradecidos”, plantea Ramón.

“Nunca soñé, nunca, con tener un apartamento tan hermoso. Es bienestar también para nuestros 2 hijos, el más pequeño está en segundo grado y la hembra está en el segundo año de la carrera de Estomatología, en la Universidad de Ciencias Médicas, de Camagüey”, expuso la Cardoso González.

Las palabras del compañero Raúl Castro Ruz, están presentes en el cumplimiento diario del deber de los santacruceños: “Confíen en la Revolución, como la  Revolución confía en ustedes, tendrán casas más bonitas y confortables”.

Santiago SantaCruz
Cortesía para Radio Santa Cruz