[:es]El tabaco, el placer de ser libre y la nacionalidad cubana[:]

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La Habana, 1ro mar.- El tabaco es un componente esencial de la nacionalidad cubana, un producto que simboliza el placer de ser libre porque ”es una manifestación placer”, subrayó el académico Eduardo Torres Cuevas.

 

De nuestros productos de exportación y consumo, el tabaco es el que tiene más raigambre cubana, expresó durante un diálogo con Prensa Latina en el contexto de la XX edición del Festival del Habano que se desarrolla en esta capital hasta el 2 de marzo.

Cuando los españoles llegaron aquí, ya estaba el tabaco, ellos fueron los que aprendieron a fumar. Es un producto que ya está, es aborigen, no es como la caña u otros productos que vienen de Europa, África o de otras partes, enfatizó el también director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.

Significó que el tabaco era cultivado fundamentalmente a través de la vega del campesinado. A diferencia de la caña, que eran latifundios y uso de fuerza de trabajo esclava, eran pequeños productores, pequeños campesinos -como sigue siendo hoy- que tenían su vega y eran independientes, trabajaban en familia y eran hombres libres, apuntó.

Por tanto, resaltó Torres Cuevas, el tabaco tiene también una relación con la libertad, es decir, el placer de ser libre, fumar y, al mismo tiempo, disfrutar de la libertad que significa ser campesino y la alegría de la producción.

También es un arraigo a la tierra, es esa tradición que va de padres a hijos porque desde que los hijos nacen están unidos a los padres en esta producción del tabaco, añadió.

El pedagogo opinó que se trata además de un enlace entre el campo y la ciudad, en la medida que se van creando, sobre todo en el siglo XIX, las manufacturas. Al mismo tiempo, esto hace que cuando se piensa en el campesino cubano, es un hombre con determinadas características en sus hábitos alimenticios, en sus hábitos de trabajo, etc.

Cuando hoy se habla con los campesinos -que vienen de esa tradición- uno se da cuenta del amor que tienen por su terruño, por su pedacito, destacó.

Torres Cuevas recordó que el primer intento de independencia que va provocar la creación de una Constitución para una Cuba libre -la de Joaquín Infante en 1811- es una Constitución que está asociada desde el principio con esta idea de la libertad.

Va a tener como símbolo para el escudo que debe crearse, no la palma real sino la hoja de tabaco, lo cual tiene una doble relación. Primero simboliza el campesino libre, es decir, la libertad; y en segundo lugar el placer de ser libre porque el tabaco es una manifestación placer, remarcó.

Asimismo, se refirió al papel que desempeñaron en el siglo XIX, sobre todo después de 1860, esos obreros y artesanos del tabaco en el movimiento independentista. Nadie apoyó tanto a José Martí (Héroe Nacional de Cuba) como los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso. Martí encontró en ellos, hombres con cultura, con educación patriótica, afirmó.

Desde 1865, resaltó el académico, en las grandes fábricas manufactureras de Cuba, hay un personaje que no está en ningún otro sector de la producción: el lector de tabaquería. Cada fábrica de estas tiene un hombre que se dedica a leer obras para los trabajadores del tabaco.

Por tanto, es un sector que va adquiriendo una cultura trabajando. Aquellos obreros adquirieron disciplina, había silencio para poder oír al lector de tabaquería. A medida que se iba leyendo, se iba produciendo: ÂíQué unión de cultura!, expresó.

La nacionalidad cubana tuvo al tabaco, su aroma y humo, como un componente esencial. Meditar sobre tabaco, me lleva a meditar sobre la historia de mi país, un placer de estas tierras, enfatizó durante una conferencia magistral que impartió como parte del programa del Festival del Habano. (PL)

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