El jardín de Claribel


Santa Cruz del Sur, 3 ago .- Los pétalos verdes en tornadizos relieves reciben el cariño de una fémina que adora las plantas ornamentales. Sus dedos retiran las hojas secas mientras que casi en poesía les habla; busca en ellas el regocijo de tantos encantos sembrados en vasijas de barro y ollas viejas que mucha gente a tirado al desuso.

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A Claribel, en las charlas referentes al engrandecido jardín, se le adentra el espíritu del éxtasis. Evoca distintas etapas dedicadas al metódico quehacer, a las que les pone óptima certeza. “Porque mis “niñas” si presienten en mi algún mínimo de desánimo pierden la hermosura, se marchitan”.

La Álvarez Ortega ha dedicado el mayor tiempo de las vacaciones al atildado patio. Al comenzar septiembre retornará a la biblioteca de la escuela secundaria básica urbana Camilo Cienfuegos donde trabaja. “Serán las tardes y los fines de semana los espacios que tendré para atender las matas”.

Durante los encuentros en ese local no sólo les habla a los estudiantes de literatura y la importancia del hábito de leer, también del medio ambiente, del cuidado de la flora y la fauna… “En cuanto he mencionado a los alumnos el jardín que tengo, piden conocerlo. Muchos de ellos y varios profesores ya tienen plantas que les he regalado. Se desviven por cuidarlas”.

Malangas, begonias, geranios, orquídeas, cactus y helechos, entre otras dan un aspecto aplacible al entorno creado por la fémina santacruceña. “Me gusta todo lo bello porque ahí se encuentra la cualidad esencial de la esperanza: lo verde”.

Claribel no siente predilección por un tipo específico de las ornamentales hasta ahora cultivadas. “Cada una es significativa en mi vida. No divido la ternura en ellas, se las distribuyo al unísono. Martí dijo que el amor es sol y no puede haber dos soles en el cielo”.