[:es]Da valor periodista camagüeyano jubilado al quehacer investigativo en la profesión[:]

[:es]Santa Cruz del Sur, 8 mar.- Enciende el cigarro con filtro, expulsa algunas bocanadas de humo de modo muy particular. Se toma el tiempo ante de “disparar” las palabras en ráfagas, mientras coloca el “peine” de ideas en su pensamiento.

Jorge Luis Betancourt Herrera se apegó a las letras desde la Campaña de Alfabetización. “Fui a ejercer mi labor de maestro voluntario por la zona de Palma City en el municipio camagüeyano de Esmeralda. En la libreta que se nos entregó  para escribir nuestras experiencias en el quehacer educacional orientado por Fidel, sentí mi inclinación por el periodismo, también el deseo de convertirme en escritor”.

Al comenzar a trabajar en la comisión ideológica como funcionario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) a nivel provincial, tuvo la oportunidad de convertirse en corresponsal voluntario del periódico Juventud Rebelde. “Empecé a meterme en el mundo del periodismo sin saber absolutamente nada de sus técnicas de redacción”.

Necesitó entonces el interesado joven recibir cursos de superación, al que asistieron los que serían después sus colegas Rolando Sarmiento, Pedro Paneque Ruiz  y otros compañeros de reconocido prestigio en el gremio agramontino.

“Con el nivel indicado pude ingresar a la carrera de periodismo en el curso introductorio del año 1969. A la vez cumplía las coberturas orientadas por los distintos medios: Granma, Juventud Rebelde, Televisión nacional y Prensa Latina”, rememoró.

Los amores por una avileña lo llevaron a establecerse por algún tiempo en Ciego de Avila, territorio que formaba parte de la provincia de Camagüey, antes de la posterior organización política administrativa en la Isla.  Sus artículos, reportajes, crónicas, editoriales e informaciones se adentraron a toda velocidad en el hoy semanario Adelante.

“En cada una de las investigaciones a realizar me quedaba un vasto material informativo.  Pude escribir los libros Ceballos, historia de una colonia norteamericana e Historia de la Trocha militar de Júcaro a Morón”.

Después  viviendo en Camagüey a mediados de 1977, terminó Por llanos y montañas, a partir de las vivencias acumuladas durante la Campaña de Alfabetización, obteniendo en dos ocasiones, por sendos trabajos incluídos en ese texto, el premio Raúl Gómez García.

“El Che en la memoria, enfatizó, es otra obra que deseo sea salga convertida en libro, aunque ya fue laureada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en el género testimonio y radiada en Cadena Agramonte”, dijo pausado.

Betancourt Herrera, versado periodista de la tierra del Mayor Ignacio Agramonte, ya está jubilado, pero nunca, reafirmó, apartado de la lectura, la investigación de hechos históricos… tampoco ausente de Adelante. “Por allá doy mis vueltecitas dándole consejeras palabras a los periodistas jóvenes. En este quehacer nadie se lo sabe todo. Cada día se aprende algo nuevo”.[:]