[:es]Avizoran cambio radical en relaciones entre Estados Unidos y Rusia[:]

[:es]putin-donald-trumpWhashington, 3 ene.- “Insólito” en un presidente electo de Estados Unidos, así valoran algunos comentaristas la reacción de Donald Trump a la decisión del presidente Vladimir Putin de no responder con represalias a las sanciones impuestas a Rusia por el gobierno saliente de Barack Obama, ante la supuesta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses.

En su perfil de la red social Twitter, Trump escribió, en referencia a que Putin no respondiera de la misma manera de Obama: “Gran medida la de postergar. ¡Siempre supe que era muy inteligente!”.

A algunos observadores estadounidenses les resultó insólito que el presidente electo elogiara a un Putin que Estados Unidos siempre ha visto como un enemigo desde hace años y, sobre todo, durante el mandato de Barack Obama.

Para algunos analistas, las palabras de aprobación de Trump hacia Putin son la última señal de que las relaciones entre Moscú y Washington podrían sufrir un cambio radical bajo el gobierno del republicano.

En Rusia, se espera que Donald Trump reconsidere las sanciones que el gobierno saliente de Obama está imponiendo al país euro-asiático.

Las afirmaciones de la administración de Obama de que Moscú ‘apostó’ por Donald Trump porque era su candidato para las elecciones presidenciales de Estados Unidos no se corresponden con la realidad, aseguró la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajarova, durante una entrevista que concedió a la agencia RIA Novosti.

Zajarova señaló que las declaraciones del establishment estadounidense solo forman parte de una guerra informativa.

La portavoz oficial rusa remarcó que después de que se supieran los dos principales candidatos en los comicios estadounidenses: Hillary Clinton y Donald Trump, resultó “evidente” que uno de los dos, y Zajarova aludía a Clinton, basó totalmente su campaña electoral en la retórica antirrusa.

Zajarova subrayó que no había ningún candidato prorruso, sino una candidata rusófoba, cuyas palabras estaban relacionadas, de una u otra manera, con la demonización de Rusia.

Para Zajarova, “inventar que Rusia apoyó, simpatizó y, es más, se alegró por el triunfo de Trump supone simplemente, no entender, o al revés, entender demasiado bien, el fondo de los acontecimientos y “tratar de hacer ver que lo negro es blanco”.

No obstante, la vocera de la cancillería rusa reconoció, en referencia a Clinton, que sería imposible alegrarse del triunfo de una persona que proclamó que si alcanzaba el poder el “objetivo principal” de las “relaciones internacionales” de Estados Unidos sería acabar con Rusia.

Zajarova aclaró que, incluso en ese escenario, los rusos habrían aceptado la victoria de Clinton como una decisión del pueblo estadounidense.[:]