Angola, segunda patria que nunca olvida el santacruceño Nelson Meléndez Fuentes


Había finalizado el Servicio Militar Activo en un batallón disciplinario donde adquirió cierta experiencia. Entre otras cosas aprendió la rigurosidad de la vida en campaña.

“Volví al hospital municipal “José E. Santiesteban Báez” ocupando otra vez el cargo de jefe de turno, donde continué exigiendo porque el servicio prestado en cada sala fuera el mejor para satisfacción de los pacientes y familiares”. Al reservista de las Fuerza Armadas Revolucionarias (FAR) se le daba tiempo después una notoria tarea.

La RPA es la segunda patria que nunca olvida Nelson Meléndez Fuentes. “Ese pueblo es de gente hospitalaria, muy valerosa, que construyó trincheras posiciones de batalla para desterrar al enemigo autor de sus martirios”.

Este vecino de Santa Cruz del Sur llegó a la provincia de Malange en el mes de enero de 1986, donde se le ordena sumarse al batallón de infantería. “Durante un mes recibí varios entrenamientos tácticos en el terreno, además de ejercicios de tiro con el fusil AKM. Las clases demostrativas se ejecutaban utilizándose balas salva”.

Entendía por qué estaba en esa tierra alejada de Cuba. Se desarrollaba una guerra justa en la que su presencia era importante. Cierta sería la victoria aunque demorara en conquistare. Cubanos y angoleños tenía la moral hermanada. Los sudafricanos, mercenarios al fin, peleaban por ambición territorial.

“Conmigo compartió ese tiempo en Malange Reynaldo Lorente Milián, otro santacruceño. Nos separamos cuando él fue enviado para la caravana “Camilo Cienfuegos” a desempeñarse como tirador de pieza antiaérea de 14,5 milímetros. Mientras a mí me destinaron a proteger el puente Luis en la propia provincia ubicada al norte”.

En compañía de otros compatriotas distribuidos en varios pelotones se mantenía la guardia las 24 horas del día en esa ruta de acceso hacia Menongue y Luena. “Ya a las cinco de la tarde, narra Meléndez, se impedía el acceso al paso pavimentado colocándosele en ambos extremos granadas F1 antipersonal”.

Los últimos doce meses formó parte de la caravana “Camilo Cienfuegos” en la provincia de Lubango.

“Llevábamos avituallamiento, armas y la correspondencia a las unidades más intrincadas en el sur. Si algo le quitaba el hambre a los combatientes cubanos era cuando recibían cartas de la familia, se iban a leer las misivas y no les importaba ingerir alimento. Los mensajes de nuestros seres queridos nos suministraban fortaleza y engrandecían la integridad revolucionaria”.

Por las acciones solidarias se premian moralmente a los valientes. Sólo de la República Popular de Angola (RPA) el soldado de fila trajo los deleites del sacrificio en la memoria. Medallas y diplomas, por el valioso servicio prestado al internacionalismo, los tiene resguardados en un sobre como evidencias de su esencial aporte.