¿Salvar al mundo en 48 horas?: dicotomía de Copenhague

¿Salvar al mundo en 48 horas?: dicotomía de Copenhague Copenhague, 16 dic. – Las campanas triunfalistas aparecieron en la Cumbre sobre Cambio Climático con la llegada del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mientras prevalecía el llamado a salvar al mundo en las próximas 48 horas.

  Una suerte de galimatías que deberán resolver los ministros o sus representantes de 193 países encargados del tema para dejar la escena lista a los 130 jefes de Estado o gobierno que discutirán la Declaración o Protocolo de Copenhague jueves y viernes próximo.

Las divergencias Norte-Sur dominaron la cita desde sus inicios el pasado 7 de diciembre. No han cesado las críticas a los países ricos por no asumir sus responsabilidades en las emisiones de CO2 ni tampoco en la financiación para mitigar el problema.

De forma paralela, las ONGs y diversas personalidades, incluidos Premios Nobel y figuras de fama internacional aprovecharon el espacio de la Conferencia de las Partes de la ONU (COP15) sobre calentamiento global para graficar las amenazas al planeta.

La deforestación rampante que puede terminar por destruir definitivamente el equilibrio ecológico, con grave peligro para le existencia de las especies, quedó relegada a un segundo plano ante la insolvencia de otras prioridades.

En todo caso, la moderación se hizo notoria en el comienzo del segmento de alto nivel ante la inminente llegada aquí de los presidentes, incluido el estadounidense Barack Obama, en representación de la nación que más contamina a la Tierra.

No hay lugar para el fracaso, repitió enfáticamente Ban Ki-moon, consciente, sin embargo, de que con suerte se alcanzará un texto lleno de carencias e imperfecciones, si bien cercano en el tiempo a la COP16 en México, en el 2010.

Delegados latinoamericanos adelantaron una felicitación a sus colegas mexicanos. La razón, simple: la COP16 será menos compleja que Copenhague, habrán madurado las negociaciones y los méritos de la historia quedarán en el país de los mayas y los aztecas.

La realidad, según diplomáticos de Bolivia y Brasil consultados por Prensa Latina, señala que las 48 horas de plazo constituyen un lapso brevísimo y la frustración acompaña a la mayoría de las naciones.

En general muchos prefieren un paso adelante, por discreto que sea, antes que dar el pistoletazo de la desbandada, pero de seguro la declaración marcará una enorme decepción para la sociedad civil a menos que ocurra un milagro, comentaron las fuentes. (PL)