La Madre Tierra, más allá del cambio climático

La Madre Tierra, más allá del cambio climáticoNaciones Unidas, 6 dic.- Cuando el mundo concentra su atención hacia la incierta cumbre sobre el cambio climático en Copenhague, Bolivia acelera la marcha en Naciones Unidas en su empeño de afianzar el concepto de Armonía con la Naturaleza.

  La organización mundial moviliza ahora todos sus dispositivos hacia la cita que comienza el lunes próximo en la capital danesa en busca de un acuerdo político, tras fracasar el propósito inicial de conseguir un pacto legalmente vinculante para la reducción de emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.

Sin embargo, casi pasa desapercibido que mientras los funcionarios de la ONU y de sus 192 Estados miembros hacían ayer sus maletas para viajar al país nórdico, la Segunda Comisión de la Asamblea General aprobó una resolución impulsada por Bolivia bajo el título Armonía con la Naturaleza.

El texto va más allá del cambio climático, el medio ambiente y el desarrollo sostenible para concentrar el problema en la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta.

El documento cuenta con el auspicio de 62 delegaciones, entre ellas las de Cuba, Dominica, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, San Vicente y Granadinas, Santa Lucia y Venezuela.

La Asamblea General acordó en su anterior 63 período de sesiones declarar el 22 de abril de cada año como el Día Internacional de la Madre Tierra.

Ahora, el proyecto boliviano impulsa que la discusión de propuestas e iniciativas a favor de vida armónica con la naturaleza, "del equilibrio entre los seres humanos y la Madre Tierra", quede asentado como un punto en la agenda anual de los debates del máximo órgano de la ONU.

Al argumentar su iniciativa, la representación del Estado Plurinacional de Bolivia recordó estudios científicos según los cuales la magnitud, escala espacial y velocidad del cambio antropogénico (provocado por el hombre) del último medio siglo no tienen precedentes en la historia de la humanidad.

De ahí la importancia del concepto de armonía, que busca tanto el bienestar humano presente y futuro, como el de la naturaleza, pues no puede haber desarrollo de lo primero si se destruye nuestro hogar, dijo el delegado de Bolivia ante la Segunda Comisión (asuntos económicos y financieros).

Al respecto, reclamó nuevas ideas a nivel político e intergubernamental que tengan "en cuenta no sólo el bienestar humano, sino también el valor intrínseco de las especies y los ecosistemas, independientemente de su utilidad para los seres humanos".

El análisis boliviano sostiene que la vida de las personas conlleva siempre un grado de afectación al planeta, por lo cual el desafío está en que ese impacto no acabe destruyendo el equilibrio del sistema Tierra, revirtiéndose contra el propio desarrollo humano.

Asimismo, asegura que el problema no se limita al cambio climático, sino que abarca otras esferas, como la dramática alteración de la costa y el hábitat marino, el incremento de las tasas de extinción de especies terrestres y marinas y una mayor concentración de nitrógeno y metano en la atmósfera.

A eso se agregan importantes pérdidas de la capa de ozono, el incremento inusual de la temperatura, más frecuencia de grandes inundaciones y desastres naturales y pérdidas significativas de bosques tropicales.

Sin embargo, ante esa peligrosa perspectiva, ya es seguro que Copenhague no conseguirá el objetivo cardinal de establecer un convenio de obligatorio cumplimiento para evitar que el calentamiento global supere los dos grados centígrados y agrave aún más la deteriorada salud de la Madre Tierra.

Para eso, los países industrializados tienen que reducir sus emisiones entre 25 y 40 por ciento en 2020, con respecto a 1990. Ahí está el detalle.  (PL)