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En nombre de Adriana…

-En nombre de Adriana Pérez O´Conor, la esposa de Gerardo Hernández Nordelo, y en el de más de 4 millones de federadas cubanas, que como ella no pueden entender este nuevo ensañamiento vengativo, feroz, del Departamento de Estado, que precisamente el día en que cumplían 21 años de casados y por décima vez, acaba de denegarle la solicitud de visado para encontrarse con su esposo, derecho reconocido a toda persona encarcelada en ese país, para ver a sus familiares todos los meses; en nombre de la razón y la dignidad humanas, llamamos a las mujeres del mundo.
   
Les pedimos que compartan con nosotras el reclamo y la denuncia de este nuevo atentado a la justicia, este acto de extrema violencia, de inaudita crueldad que se hace contra una mujer, por el solo hecho de ser cubana y de tratarse de la esposa de un héroe, un consecuente luchador por la tranquilidad, la seguridad y la felicidad de su pueblo.
   
En septiembre se cumplirán once años del permanente estado de angustia en que Adriana vive, sometida a un verdadero proceso de tortura física y afectiva, como si con ello se pretendiera destruir sus esperanzas y sentimientos.
   
Una cubana que en ningún lugar del mundo, ni en su país, ni en los Estados Unidos, ha cometido delito alguno.
   
Su vida transcurre en medio de la tristeza, recibiendo un castigo por un crimen que nunca cometió.
 
Como si fuera poco tanto sufrimiento, ahora ha sido perversamente acusada, nada más y nada menos que por la Secretaria de Estado de la potencia económica y militar más poderosa de la Tierra, como una persona que "amenaza a la estabilidad y seguridad nacional de los Estados Unidos".
   
Adriana todavía no puede convencerse de tamaña falacia jurídica, más inadmisible aun cuando tal criterio procede de una mujer, Hillary Clinton, considerada además como una destacada jurista.
   
Supuestamente, con su nivel intelectual y político, debía ser capaz de sensibilizarse por humanas situaciones, como las de una esposa que durante más de diez años le ha sido negado el derecho de ver a su compañero en la vida, de intercambiar con él, de apoyarlo en las difíciles circunstancias que atraviesa, de compartir el cariño y el amor que mutuamente se profesan.
   
Las mujeres cubanas estamos con Adriana, y no renunciaremos a esta batalla para que pueda reencontrarse con Gerardo y para esperar juntas su pronto retorno a la Patria.
 
Por ello nuevamente apelamos a las mujeres del mundo, especialmente a las norteamericanas, desde las más sencillas esposas, hermanas, hijas, hasta las grandes funcionarias de los más altos niveles del país, a revertir esta absurda e inhumana negativa de visa.
   
Solo demandamos el respeto a los derechos de Adriana, solo pedimos que se escuche su voz, y la de sus hermanas cubanas, que claman por el imperio de la justicia y la razón.

Federación de Mujeres Cubanas