Adriana y Gerardo, una historia de amor y rebeldía

-Era verano, y también el calor del Caribe inundaba sus cuerpos y almas. En una ceremonia sencilla, Adriana Pérez O'Connor resplandecía por el brillo en sus ojos y Gerardo Hernández Nordelo tomaba sus manos, ferviente.

El 15 de julio, 21 años atrás, estos  comunes jóvenes cubanos unían sus vidas en matrimonio.

Hoy, el tiempo cuenta una historia de amor y rebeldía. Hace más de una década Adriana y Gerardo no pueden estrecharse en un abrazo.

Él, impulsado por una fuerza mayor, sufre en una prisión de máxima seguridad norteamericana una absurda condena de dos cadenas perpetuas más 15 años .

La lucha contra el terrorismo y sus  ideas de cubano bueno lo llevaron lejos de la tierra. Un juicio arbitrario, con jurado parcial, jueza manipulada y mafia cubano-americana de Miami involucrada, lo mantiene confinado.

A ella, para hacerle más difícil la condena a Gerardo, le es negada reiteradamente por la Sección de Intereses de Washington en La Habana  la visa para visitarlo, y con ello le impiden rozar su piel, al menos por un instante.

La Corte Suprema del país poderoso se negó a revisar el caso, a pesar del reclamo de miles de personalidades jurídicas, intelectuales, Premios Nobel y ciudadanos honestos del mundo.

Justo 24 horas antes del aniversario de bodas de esta pareja cubana -que dejó de ser común-, Adriana, incansable en la lucha por la liberación de su esposo y sus compañeros René González, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González, participó en una intensa jornada antiterrorista en Cárdenas, a unos 140 kilómetros al este de La Habana.

Con el brillo intenso en los ojos, con lógica nostalgia mira más allá, sobre el horizonte, el futuro.

Ella confía en la fuerza de las voces que se alzan en el mundo, convencida, por la historia y el tiempo de un gran amor, a prueba de rejas. (Servicio Especial de la AIN).