Guantánamo: los primeros embates de la crisis

Guantánamo es un territorio de seis mil 186 kilómetros cuadrados donde una población estimada en 510 mil 863 habitantes apenas percibe la crisis económica mundial, la cual conoce bien, pues la Revolución los enseñó a tener los pies bien puestos sobre la tierra.   
   
La paradoja estriba en que a pesar de su innegable cultura política, del alto nivel de información en torno a los problemas de este mundo, el guantanamero camina sobre un terreno aparentemente inmune a los temblores que sacuden al Mundo globalizado,  por una crisis que cabalga todos los continentes.
   
Si bien Guantánamo es parte geográfica del Globo, está protegido geopolíticamente por los límites de una Isla que a sus nacionales garantiza los servicios básicos para la vida, contra vientos y mareas económico-financieros y hasta contra huracanes reales que le “vuelan en daños” 10 mil millones de dólares.
   
Las escuelas abren, el empleo se mantiene intacto, la producción continúa, las bombillas alumbran, el transporte se mueve, los hospitales asisten, los programas de salud avanzan, la colaboración internacional crece, nadie pierde el techo y quienes sufrieron por daños meteorológicos recuperan la habitabilidad de sus viviendas.
   
La sabiduría de la Isla para sortear y burlar el asedio iniciado en 1959, y el tan férreo como criminal cerco económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos desde 1962, agravado por la desaparición del bloque europeo-socialista desde el siglo pasado, están en el acondicionamiento del guantanamero a la crisis.
   
Pero ésta, independientemente del ala protectora del Estado Cubano, llega y se manifiesta, por ejemplo, en la caída de los ingresos de divisas por venta de materia primas recuperadas en el territorio: se desploman los precios de la chatarra de cobre, bronce, aluminio, acero inoxidable… y desaparecen los compradores.
   
Limitaciones financieras  en la Empresa Salinera Guantánamo impiden adquirir insumos imprescindibles para la producción, en tanto fábricas locales como Confecciones Ambar, aumentan el precio de sus artículos en la red minorista por encarecimiento de las materias primas empleadas: la crisis impacta el bolsillo del cubano.
   
Asegura  el diario local Venceremos que la falta de insumos y materia prima gravita sobre las cifras de herramientas de manos que demanda la agricultura nacional y cuya producción depende de la industria especializada asentada en Guantánamo.
   
La crisis afecta la fabricación de módulos de carpintería en blanco para viviendas; de vagones para trabajos constructivos con los cuales el país sustituye importaciones, e imposibilita terminar las 13 obras previstas este año en el Programa constructivo de la Batalla de Ideas, las cuales quedaron reducidas a seis.
   
Aunque la vida sigue su aparente y normal curso, las afectaciones en el extremo oriental cubano se traducen en disminución de la capacidad constructiva de escuelas,  viviendas, en tanto se reprograma el uso del transporte de pasajeros y se centraliza el movimiento de carga.
   
Nada se detiene, pero la relación Cuba-Mundo, con el aderezo de Isla asediada, impone estrategias, unidad en la eficiencia, el aprovechamiento del tiempo y los recursos; conciencia clara de que es imposible gastar más de lo que se tiene o se ingresa y que el ahorro es vital para la Sociedad. (Por Ariel Soler Costafreda/Servicio Especial de la AIN)