Rusia planta fichas frente a Occidente

Moscú. -La respuesta de Rusia a Occidente con medidas restrictivas rigurosas a la importación de alimentos podría redundar en ganancias a mediano y largo plazos para la agroindustria y la economía.

No pocos analistas percibieron el embargo a productos procedentes de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) como una oportunidad para el mercado interno y los productores nacionales.

A juicio del vicetitular de la Cámara de Comercio e Industria, Gueorgui Petrov, las sanciones impuestas por Occidente son vistas como una nueva oportunidad para Rusia en el proceso de restructuración de su economía.

Dijo estar convencido de que el tercer paquete de medidas punitivas de la UE, que entró en vigor el 1 de agosto, no hará cambiar la política exterior de su país.

Unos días después el presidente Vladimir Putin promulgó un decreto sobre medidas especiales económicas en defensa de la seguridad, enfiladas a revertir efectos negativos de la guerra comercial, usada como instrumento de presión a Moscú por su postura respecto a Ucrania.

Al presentar la lista de productos prohibidos en el mercado ruso originarios de los países que se plegaron a la política de Estados Unidos, el primer ministro Dmitri Medvedev expresó que Rusia demoró en reaccionar en espera de un entendimiento de los occidentales acerca de la inviabilidad de esas acciones, hacia un callejón sin salida.

Bajo la veda de importación por un año desde el 7 de agosto figuran los cárnicos, pescado, quesos, leche y lácteos, así como frutas y vegetales provenientes de Australia, Canadá, Noruega, Estados Unidos y la UE.

Las restricciones representan montos por unos 10 mil millones de dólares anuales. Otras fuentes la evalúan en 12 mil millones.

En relación con las carnes de cerdo y de res, en particular, el peso en el mercado ruso era de 13,2 y cerca de 2,0 por ciento, respectivamente, según datos del Servicio Federal de Aduanas. Para el director del Instituto de Planificación Estratégica y Pronósticos, Alexander Gusev, las sanciones de Occidente pueden ayudar en la solución de problemas de vieja data como el bajo nivel de productividad industrial y un salto necesario en la agricultura.

Observó, de otro lado, que el proceso de sustitución de importaciones no solo consiste en un cambio de productos, sino de todos los procesos tecnológicos, lo cual es complejo y lleva tiempo.

Estimó el experto que las pérdidas para Rusia por el embargo en los próximos dos años equivaldrían a unos 100 mil millones de dólares, pero éstas serán igualmente dolorosas para Europa, explicó.

La publicación EU observer evaluó las posibles mermas de la UE en 2014 en unos 40 mil millones de euros (0,3 por ciento del Producto Bruto comunitario) y en 50 mil millones de euros (0,4 del PIB global) en 2015.

Coincidió Gusev, sin embargo, en un saldo positivo a largo plazo, pues las circunstancias originadas obligan a mirar hacia adentro y buscar las reservas y tecnologías propias.

El presidente Putin, subrayó el profesor, adoptó decisiones correctas para "defender nuestra economía, a nuestros compatriotas y productores".

El 72 por ciento de los rusos interpelados por la encuestadora independiente Centro Levada aprobó las respuestas de Rusia frente a las sanciones impuestas a compañías rusas y más de un tercio (38 por ciento) no cree que las represalias de Occidente puedan originar problemas serios a los ciudadanos de a pie.

Una mayoría considera que la autoridad de Rusia en el mundo creció en los últimos años, destaca el sondeo independiente.

Según la encuesta, 76 de cada 100 entrevistados percibieron como correctas las prohibiciones del servicio federal de control veterinario y fitosanitario Rosseljoznadzor en relación con las frutas y vegetales.

El subdirector del centro encuestador Alexéi Grazhdankin asoció esas valoraciones con un criterio estable de la población en favor de los productos nacionales considerados de mayor calidad.

Si bien el primer ministro Dmitri Medvédev aclaró que fue una decisión forzada por las circunstancias y no una opción de Rusia, la situación -que según Moscú es transitoria- podría constituir un impulso al desarrollo del mercado interno.

En opinión del vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industria, Gueorgui Petrov, los resultados en ese sentido pueden ser positivos a mediano y largo plazos si se logra un entendimiento entre los productores, industriales y el Estado.

Insistió en que la situación resulta una oportunidad única para que el Gobierno preste atención a las industrias y a la Agricultura, y se establezcan correctamente las cadenas productivas.

Al respecto, Medvedev aseguró que el Ejecutivo desembolsará al agro unos 50 mil millones de rublos, equivalentes a unos mil 385 millones de dólares.

Entre los efectos reales de las restricciones a la importación de alimentos se mencionan el posible déficit de productos y una espiral inflacionaria de al menos tres por ciento, según analistas.

Grandes cadenas comerciales como Auchan, Metro y Azbuka vkuza se abastecen en una proporción considerable de productos y mercaderías importadas. La representante de Auchan en Rusia, Maria Kurnosova, dijo que la compañía analizaría futuras acciones en busca de alternativas.

Según el ministro de Agricultura, Nikolai Fedorov, los alimentos sujetos a prohibición superan el 10 por ciento del consumo en el mercado ruso, con una demanda mayor de la carne de cerdo, el pescado y frutas. Solo los suministros de Noruega representaban casi 300 mil toneladas de productos del mar.

Tenemos atraso en algunas variedades de cárnicos y lácteos, pero deberán completarse por nuestros agricultores y estamos listos para ello, enfatizó Medvedev durante una reunión con los ministros del gabinete. De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, Rusia importó en 2013 alimentos y materias primas en el 6,0 por ciento más que en 2012, equivalente a 43,1 mil millones de dólares, frente a las exportaciones que representaron unos 16,2 mil millones de dólares.

Igualmente se cree que la sustitución de las ofertas por nuevos proveedores como Argentina, Belarús, Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y Paraguay no surtirá efectos inmediatos.

En el caso de Argentina, expertos del país suramericano pronosticaron que no habrá un "boom exportable" debido a las restricciones internas a la exportación de carnes y otros productos, a menos que se flexibilicen las regulaciones, informó la agencia Ria Novosti.

Cerca de seis mil 300 toneladas de carne de res ingresaron al mercado ruso en el primer semestre de 2013 y en igual período del presente año las entregas significaron unas siete mil 800 toneladas, en un incremento de 22-23 por ciento, de acuerdo con fuentes empresariales del país suramericano.

Uruguay es un país con innumerables posibilidades exportables, de hecho con presencia notable en el mercado ruso en los últimos años, pero un aumento a corto plazo de los suministros a Rusia estaría condicionado a una redistribución de los flujos a otros destinos, sostienen especialistas.

Brasil confirmó el interés en ampliar las exportaciones de carne, subproductos cárnicos y productos lácteos. Recientemente más de 40 nuevas empresas brasileñas fueron acreditadas en el país con derecho a exportación, informó el ministro de Agricultura, Nikolai Fedorov.

Dentro del club de las locomotoras emergentes y con la quinta economía en el mundo, Rusia atraviesa un momento crucial para su consolidación interna y la oportunidad de sacar partido a la guerra comercial de Occidente en provecho de la estrategia de desarrollo.

*Corresponsal Jefa de Prensa Latina en Rusia.(PL)