Luis Carbonell, adiós a un maestro de la cultura cubana

Luis Carbonell, adiós a un maestro de la cultura cubana La Habana, 25 may .- Luis Carbonell, cuya muerte tiñe de luto hoy la cultura cubana, confesaba que su gran vocación era el magisterio, y de cierto modo se realizó siendo un maestro de la declamación.

En una de sus últimas entrevistas, el afamado Acuarelista de la Poesía Antillana confesó a Prensa Latina que recitar poemas pasó de ser un hábito a un vicio incurable en su vida.

"La poesía ha sido todo para mí, me alimenta, me hace crecer por dentro. Comenzó de casualidad, me acostumbré a declamar, pronto fue un hábito y después ha sido un vicio", aseguró entonces el artista, lúcido y gentil.

Carbonell nació en un hogar de maestros normalistas, donde la madre -una mujer muy romántica, evocó- solía recitar poemas en voz alta para todos.

"Mi hermana segunda también declamaba, y creo que hubiera podido ser una recitadora profesional muy buena. Yo comencé imitándola, un día lo hice en público y desde entonces ha sido mi vida", contó.

De cierta manera, su vocación pedagógica la canalizó a través de sus recitales, que fueron todo un magisterio oral de la llamada poesía negra, pero también del arte vanguardista español.

Su vasto repertorio incluyó obras de los cubanos Nicolás Guillén, José Zacarías Tallet, Emilio Ballagas y Regino Pedroso, el español Federico García Lorca y el venezolano Aquiles Nazoa, entre otros.

"He tenido la suerte de estrenar y divulgar mucha de la mejor poesía cubana y española, inspirado por precursores del género, como el español José González María y Eusebia Cosme", señaló.

Más dado a los clásicos que a los contemporáneos, cuya calidad también reconocía, Carbonell solía ejercitar la mente aprendiendo nuevos poemas y relatos, porque la cuentística también le seducía.

Apoyado en sus inicios por la soprano Esther Borja, Carbonell se impuso por su manera única de decir, que hizo al humorista argentino Pepe Biondi bautizarlo como El Acuarelista de la Poesía Antillana.

Además, numerosas generaciones de actores, músicos y cantantes de Cuba son deudoras de su impecable -e implacable- magisterio, su dominio del gesto, la dicción, la musicalidad y la picardía.

Carbonell cumplió 90 años de edad el pasado 26 de julio y, más allá de los tributos oficiales, siempre valoró el cariño de su pueblo, que hoy lo llora como a un familiar más.(PL)