Campesinos santacruceños ganan terreno al marabú

Campesinos santacruceños ganan terreno al marabúDesafiar los empinados terrenos abriéndose paso entre el follaje de los árboles, la intrincada manigua y la frescura de la corriente tranquila de un río, fue reto obligado para estrechar con respeto las manos endurecidas de hombres que han sabido afrontar la fortaleza del marabú, en Santa Cruz del Sur.

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“Inicialmente los vecinos del poblado El Francés nos catalogaron como desquiciados, pues ya otros habían pretendido preparar tierras en esta zona y a la semana abandonaban todo eso, se vencían ante las adversidades. Nosotros sabíamos lo embarazoso de la tarea, pero la palabra rendición no existe en nuestro pensamiento”, nos hizo saber, Vidal Roja Alonso.

Hace más de dos años comparte las fuerzas con Luis Montada Gordo, a quien todos llaman Wuicho. “Pedimos una caballería de tierra en usufructo. Sabíamos cómo sería el inicio: ¡Duro, muy duro! Ya el empeño se convirtió en un compromiso familiar, inclusive con muchas personas que nos han ayudado voluntariamente”.

“No bajaremos la cabeza… ni renunciaremos al objetivo de sembrar comida suficiente, variada. Firmar un papel, y decir lo voy a hacer es fácil. Todo se decide en el terreno, recibiendo pinchazos, picadas de mosquitos, la angustia propiciada por el calor. Cuando un hombre da su palabra la cumple”.

El empleo de bueyes, ofrecido por amigos, les garantizó acomodar la primera hectárea de tierra, donde sembraron plátano burro, fruta y macho, además de hortalizas: cebolla blanca, ajíes, tomate y pepino.

La atención de dos mujeres, sus esposas, los estimulan a no cejar en el empeño. “Unas
veces estamos aquí, otras cumpliendo otros deberes en la retaguardia. Soy cuentapropista”, nos revela Bárbara Pérez Martín.”El punto donde laboro recibe muchas de las mercancías salidas de esta área. Tienen una gran demanda. Lo ofertado al pueblo está sano, sin un golpecito”, afirmó la compañera de Vidal.

Pareciera por la delgadez no estar destinada a acometer tareas fuertes, sin embargo Leticia Blanco López, trabajadora en el departamento de Recursos Humanos del Combinado Pesquero Algérico Lara Correa, toma algunos días exentos de obligaciones laborales, para unirse a los ajetreos en La Esperanza.

“Esta obligación es de todos. No tendré la energía de Wuicho, aunque sí la necesaria para demostrarle mi amor no solo en el hogar, también aquí, en medio de los sembradíos donde se requiere constancia”.
Eficiencia por encima de todo

Más de 300 quintales de viandas y hortalizas se han producido en esta portentosa finca, nacida en esa zona dedicada antaño a la crianza de ganado. Destinaron, en los primeros momentos, esas producciones directamente a Mercaditos de la Empresa Municipal Acopio. Ahora ya el mecanismo de ese aporte cambió, las cosechas deberán entregarlas a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Cándido González, y este organismo de base se las venderá a Acopio.

Aunque en lo que va de año han aportado una cantidad superior a los 60 quintales de tomate, similar cifra de calabaza y 100 quintales de plátano burro a la CCS referida. Otros mil 500, tanto de plátano burro como macho, se han destinado al sector Cuentapropista, empleando la ecuación oferta-demanda.

Sin embargo, reconoció Roja Alonso, hay morosidad en la recogida de las producciones por parte de la Cándido González y Acopio, este retraso provocó la pérdida de 40 cajas de tomate, mientras otras 30, a fin de evitar su deterioro, se vendieron a particulares.

Estas tierras están favorecidas por las aguas del río Najasa. Tras haberse comprado plantas de uso a otros usufructuarios, les permite regar las cinco hectáreas aprovechadas, y seguir creciendo, de acuerdo a sus planes de limpia, hasta completar la caballería. Ya en estos momentos otros 30 cordeles se alistarán para sembrar plátano, maíz y calabaza.

Ahora se clasifica la última cebolla acopiada, colocándola en proceso de oreo en el interior de una rústica vivienda, donde a pesar de haber sido levantada con facilidades temporales, pueden descansar e incluso cocinar los alimentos.

Lamentan no haber podido adquirir el paquete tecnológico indispensable que les permita realizar nuevas siembras.

Exquisito es el sabor del platanito manzano, ofrecido como aperitivo al visitante. Como así lo será el de todos los frutales, en el futuro, intercalado en las calles de cada uno de los platanales.

Holguineros de cuerpo entero son Vidal Roja Alonso y Luis Montada Gordo, conocedores, como ellos mismos atestiguaron, de las bondades del campo.

Otro oriental, Daniel González, tiene la energía imprescindible en este quehacer sin vacaciones. “Nos llevamos como hermanos. Compartimos todo a partes iguales. Nuestra única ambición es sembrar todo cuanto se pueda en La Esperanza. Ella es la ¡Madre de la Fortuna!”. Aunque bastante intrincada, no será imposible volver a apretar las manos callosas de estos productores en otra oportunidad. (Por: Raúl Reyes Rodríguez/ Colaborador de Radio Santa Cruz)