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Guatemala hoy: poderosos al acecho

Guatemala, 15 may .- Por momentos lo real se torna hoy extraño en Guatemala en medio de una grave situación. Un gobierno que baila en la cuerda floja por una eventual crisis inducida por intereses bien definidos, un presidente poco menos que estigmatizado por aquellos negados a la pérdida del poder, o señores que simplemente no se resignan a verse afectados.

Había una vez un abogado que temía por su vida. Representaba a un empresario de alto vuelo, asesinado junto a su hija por ese mal violento que aqueja a este país.

El jurista se ejercitaba un domingo de este mes en su barrio residencial capitalino, cuando manos criminales dispararon y lo lanzaron "al otro mundo", de golpe y porrazo.

Hubo conmoción, aunque inicial, porque era un número más en las frías estadísticas de una nación enloquecida por tanta muerte inútil.

Pero ese previsor señor había dejado un testimonio, grabado en vídeo para el caso de ser una víctima más, y tras ser revelado le da la vuelta al mundo con visos de espectacularidad.

Graves acusaciones las de Rodrigo Rosenberg. Culpa al jefe de Estado, su esposa y funcionarios allegados de permitir su muerte.

Más aún, de consentir anteriormente el asesinato del empresario a quien representaba legalmente, Khalil Musa, y de su hija Marjorie, quien viajaba en el mismo vehículo al ser baleado.

Se desató entonces lo que el propio presidente Alvaro Colom calificó del mayor ataque contra su administración en un año y meses.

El alboroto fue encabezado, como es habitual, por los medios de comunicación, encargados de amplificar cualquier nimiedad a partir de un hecho real, o a veces ficticio.

Cierto que también recogen en sus páginas y espacios las posiciones de rechazo expuestas por Colom y demás atacados, pero siempre está presente la sutil duda en la veracidad de la defensa.

Publican tal vez más exigencias en contra que posturas favorables, dedican más líneas o palabras a las especulaciones que a la alegada honradez de las personas involucradas. En fin, también atacan, salvo excepciones.

No cesan las demandas para lograr una investigación exhaustiva, independiente, fuera de toda vacilación, aunque las autoridades repitan una y otra vez sus llamados precisamente a eso y los órganos competentes la desarrollen a paso ligero.

Todos quieren opinar, todos quieren acusar, todos quieren promover la discusión, mas no faltan las defensas serias, responsables, con bases sólidas.

Y también aparecen notas con visos telenovelescos, que dentro de la gravedad de la situación mueven a risa, o al menos a una sonrisa de incredulidad y hasta de burla.

Mientras tanto, la vida sigue su curso normal. El ambiente es de tranquilidad, no absoluta, porque la tensión asoma por momentos, según nuevos acontecimientos van divulgándose.

A la capitalina Plaza de la Constitución siguen llegando diariamente cientos -quizás miles- de personas para expresar rechazo o apoyo al poder legalmente instaurado en el país.

Unos, quienes se sienten perjudicados por cambios, los otros, los desposeídos beneficiados por programas sociales de lento y difícil andar, pero con buenas intenciones y ciertos resultados favorables.(PL)