curiosas

Mente y cuerpo

Mente y cuerpo La Organización Mundial de la Salud esclarece que los trastornos psicosomáticos son aquellos que implican una acción de la psiquis sobre el cuerpo, y viceversa.

Como en muchos trastornos de esa índole, los psicólogos asocian estos problemas a la cultura y fundamentalmente, a situaciones que generan ansiedad aunque el paciente no lo reconozca.

Por tanto, no es fácil desligar las dolencias físicas de la personalidad individual y del entorno social.

La medicina determina que “no hay enfermedades, sino personas enfermas”; quien presente un fuerte estrés y no cuente con apoyo social, vive con gran sufrimiento, lo mismo por un dolor precordial o un cólico. Dolencias en general que no atribuyen a hechos aislados, y a veces, hasta al propio entorno es la clave del origen.

La psicología insiste en que las consecuencias derivadas de la inmigración internacional producida en los últimos años, ha llenado las consultas de atención primaria con dolencias que nada tienen que ver con las conocidas en el país escogido para vivir, y mucho menos, con la cultura del lugar.

La doctora Teresa Romanillo, de España, plantea que algunos de esos síndromes son popularmente conocidos como el "vudú", aquel en que el individuo puede llegar a enfermar gravemente, en la creencia de que alguien le está causando un daño.

“Otros resultan tan extraños como curiosos: "zar", en el que los afectados aseguran que están poseídos por un espíritu, o "amok", donde primero hay una fase de depresión seguida de una conducta agresiva. Esta última se desencadena por la percepción del afectado de una falta de respeto o de un insulto, y es más frecuente entre los hombres”, añade la psicóloga.

Otro síndrome popular y típico de la población latina es el “susto”, que también se conoce como “espanto”, y los afectados denominan “pérdida del alma”.

Esto síndromes siempre se atribuyen a una situación que desata el miedo súbito y que causaría diversos síntomas -físicos y psíquicos- , y alteran tanto el organismo, que en casos extremos, pueden provocar la muerte.

La experta aclara que no todos esos trastornos tienen origen en países lejanos países. Un ejemplo es el popular “mal de ojo” un síndrome propio de España, y bastante esparcido por distintos países caribeños. La influencia de esas creencias es trasmitida a los hijos, por lo que hace mella en ellos. Los síntomas incluyen: alteración general, gritos sin causa aparente, vómitos y fiebre.

Sin embargo, los trastornos culturales no son una reliquia del pasado y, en la actualidad, muchas personas los sufren.

Otro ejemplo es el referido a la conducta alimentaria, como la anorexia, que aflora, sobre todo, en países occidentales, o como la fatiga crónica, también considerada por muchos autores como enfermedades ligadas a la cultura.

Los síndromes “extraños” no solo se producen en culturas muy primitivas. En cualquier país del mundo, aún en el más desarrollado, los “ataques de nervios” son bien familiares: gritan, lloran, tiemblan, insultan y hasta agreden; estas personas quedan fuera de control, y puede que después, no recuerden lo sucedido.

Reacciones propiciadas por conflictos familiares, de la pareja, o ante la noticia del fallecimiento de un ser querido. Resulta injusto catalogar estas situaciones con el epíteto de “histerismo”, que nada tiene que ver en estos casos. Ante todo, se impone la visita a un psicólogo, lo que implica una larga psicoterapia para encontrar -y admitir- la raíz de sus problemas. (Por: Heydi González Cabrera/ Radio Rebelde)