Grande y honorable la responsabilidad de los periodistas

Grande y honorable la responsabilidad de los periodistasEran casi la una y treinta de la mañana. Adalberto, como siempre, sabía que yo estaba al llegar y se afilaba los dientes, pero yo también venía armado, pues al menos diez minutos tengo que dedicarle a este sereno, cuidador de autos, de la esquina de mi casa, en comentar las últimas informaciones deportivas, del mundo y del ámbito nacional. El hombre es un todo terreno.

Por la cara que tenía, yo comencé a sentirme en desventaja informativa. Me esperaba con una recta a más de 90 millas. No acababa de darle el periódico del día, calentito todavía, como a él le gusta, y me espetó: Periodista ¿usted sabe que no hay pasta dental en ningún lugar? ¿Cuándo van a decir algo en el periódico?

El parqueador ya había pasado por varios puntos de nuestro municipio y me recordó lo publicado en el 2011, cuando se liberaron los productos de aseo de la libreta de abastecimiento, sobre la capacidad de la industria para surtir los puntos de ventas, tanto en CUC como en CUP con estas mercancías.

No pude conciliar el sueño, cómo entender que en nuestra Redacción no hubiera ya un material periodístico, que informara o aclarara del asunto. Pero volví a escuchar lo mismo en las Asambleas Noveno Congreso de la UPEC la semana que pasó, como uno de los ejemplos de que nuestro periodismo no pulsa la sociedad, no corre por sus mismas venas.

¿Qué nos impide hacerlo? ¿Alguien obstaculiza tal propósito? Nada ni nadie son las respuestas.

"Lograr que los medios de comunicación masiva informen de manera oportuna, objetiva, sistemática y transparente la política del Partido sobre el desarrollo de la obra de la Revolución, los problemas, dificultades, insuficiencias y adversidades que debemos enfrentar; supriman los vacíos informativos y las manifestaciones del secretismo, y tengan en cuenta las necesidades e intereses de la población".

Lo anterior no es un documento o exigencia de una Redacción de nuestros medios de prensa, es el Objetivo 70 de la Primera Conferencia Nacional del Partido, celebrada en enero pasado. Si la organización rectora de la sociedad nos lo demanda, qué hacemos de brazos cruzados. Este es un problema que no requiere de una ley, ni de una política, solo de hacer el Abecé de nuestro trabajo.

Y claro que así como nos exigimos, habría que poner también en blanco y negro a quienes deben tributar las informaciones precisas cuando se le precisen. La misma Conferencia sitúa en el Objetivo 71: "Exigir de la prensa y las fuentes de información el cumplimiento de sus respectivas responsabilidades, a fin de asegurar el desarrollo de un periodismo más noticioso, objetivo y de investigación".

Varios de los colegas en su Congreso, que en esta fase concluye mañana con el de la Isla de la Juventud, han planteado la necesidad de desmitificar el periodismo que hacemos. "¿Desde cuándo Cuba calla, no se enfrenta? No debemos contaminar el periodismo que hacemos con informes administrativos", planteaba enfáticamente Arleen Rodríguez, conductora de la Mesa Redonda, mientras Raúl Garcés, profesor de la Facultad de Periodismo exigía que debemos, con nuestro trabajo, darle valor al socialismo, legitimizándolo en su diversidad.

Comentaba el propio Garcés que "las cifras se han convertido en el centro del tratamiento a la actualización del modelo económico, despojándolo de toda su riqueza" y deshumanizándolo además, pues son los hombres y mujeres de nuestra sociedad los protagonistas de enrumbar ese socialismo próspero y sostenible, el cual es el fin de esa actualización, de los lineamientos y de la proyección a largo plazo de nuestra economía.

En otras palabras el objetivo de cuánto se hace hoy es para demostrar que se puede vivir bien en el socialismo, que es eficiente, que no tiene que recurrir a ajustes como los que viven hoy varios puntos de las geografías europeas. Abordar este y otros temas, es combatir el secretismo inútil en medio de la era de la comunicación, donde cualquier ser humano es tan emisor como un medio de prensa, o más, pues alcanza el clímax de la inmediatez en un espacio tan reducido como la pantalla de un teléfono celular.

Hay que estar conectado con esa realidad y tener en cuenta también los cimientos que nos trajeron hasta aquí, al periodismo y a la Revolución, para que no nos atrape el concepto de Tomás Gutiérrez Alea, cuando filmaba su película Memorias del subdesarrollo, que nos recordó en esta fase del Noveno Congreso de la UPEC, la colega Rosa Míriam Elizalde: "Desconexión más pérdida de la memoria histórica, es igual a subdesarrollo".

Así de grande y honorable, es la responsabilidad de nosotros, los periodistas.

(Tomado de Granma)