Medvedev, Obama y los trabajos de Hércules

Medvedev, Obama y los trabajos de HérculesMoscú, 1 abr .- El presidente ruso Dmitri Medvedev y su par estadounidense, Barack Obama, encaran en la reunión que celebran hoy en Londres un reto comparable a las proezas realizadas por Hércules, coloso paradigmático de la mitología griega.

Sin que tengan que matar al león de Nemea, la hidra de Lerna con sus múltiples cabezas o capturar a Cerbero, el guardián del infierno, enmendar los antagonismos exacerbados por ocho años de administración republicana parece una misión titánica.

En la Tierra como en el cielo o en el propio Océano Ártico, las contradicciones entre el Kremlin y la Casa Blanca nacen, se reproducen y nunca mueren.

Hace apenas 24 horas en declaraciones a la prensa en Berlín, Medvedev consideró que la Cumbre del G-20 de Londres debe poner distancia respecto al acuerdo de Bretton Woods de 1944 e iniciar un análisis sobre la pertinencia de nuevos convenios.

Tal punto de vista es consecuente con su propuesta de convocar una conferencia internacional de representantes gubernamentales y expertos para debatir la creación de una nueva moneda mundial o al menos de reserva internacional diferente del dólar.

Como otra expresión de los encontronazos entre Moscú y Washington, Obama rechazó públicamente esa iniciativa a menos de una semana de su primera entrevista con el estadista de la Federación rusa.

Desde Washington, reiteró que no hay necesidad de introducir una nueva moneda global. El dólar se fortaleció y los expertos consideran fuerte la economía estadounidense, enfatizó.

Optimista, argumentó que ya entró en fase recuperativa, y dijo que una prueba de ello es el proyecto de presupuesto federal para el año financiero 2010, elaborado por su administración.

Este ejemplo explica por qué el asesor del Kremlin Serguei Prijodko advirtió que el encuentro entre los dos mandatarios tendrá solo un carácter de tanteo porque ambas partes entienden que es muy difícil vencer las dificultades.

Los estadistas deberán “sincronizar los relojes”, inventariar todos los temas de la agenda bilateral y poner en marcha la nueva etapa en las relaciones, calificada como “reiniciación”, sostuvo el portavoz.

En su opinión, sobre una base realista, cada una de las partes llegará con sus prioridades, sus acentos y su visión en política exterior respecto a su interlocutor.

El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Riabkov, advirtió que el proceso de diseño de la nueva política de la administración estadounidense no está concluido y se mantiene el esquema que elaboró el ex presidente George W. Bush.

Sobre un posible sistema de defensa antimisiles (DAM) de carácter global con participación de todos los interesados expresó la disposición rusa a colaborar, pero no con el papel del caballo al que se le colocan las riendas, según sus palabras.

Insistió en la necesidad de un estudio de manera global y compartida sobre las verdaderas amenazas potenciales y las variantes de respuesta para reaccionar.

La DAM en Europa asestaría una influencia muy negativa sobre nuestra estabilidad estratégica, y esto lo hemos hecho saber a la nueva administración, señaló.

En relación con la OTAN, criticó la evolución de su actividad hacia zonas que no constituyen su espacio geográfico de responsabilidad tradicional en busca de un rol global.

Otra obstáculo que Moscú considera peligroso para su seguridad nacional es la ampliación del bloque noratlántico con nuevos miembros ubicados en las proximidades de las fronteras rusas.

Los problemas de seguridad no se pueden resolver con la expansión de la alianza, remarcó.

Riabkov hizo votos porque se aceleren las negociaciones para concretar un nuevo acuerdo de limitación de armas ofensivas estratégicas (START-1) antes de diciembre, fecha en que caduca este tratado.

En este aspecto, Moscú exige establecer una nueva base jurídica ajustada a los tiempos actuales, mientras Washington quiere acomodarlo a una simple prórroga con todas las ventajas que le reporta en estos momentos.

El secretario de prensa del gabinete del primer ministro Vladimir Putin, Dmitri Peskov, criticó la falta de una respuesta estadounidense ante las propuestas de colaboración presentadas por Moscú en materia de DAM.

Se plantea como pretexto una supuesta amenaza iraní, pero técnicamente está demostrado que Teherán no tiene ni tendrá posibilidades de dominar misiles que puedan alcanzar Europa Central, apuntó.

Deploró, asimismo, la vigencia en el plano económico de la Enmienda Jackson-Vanick que data de 1974 y prohíbe relaciones comerciales normales con Moscú, mientras ya fue retirada respecto a Ucrania y otras ex repúblicas soviéticas.

El rosario de obstáculos en los nexos bilaterales se eleva hasta la ingravidez, donde por medios diplomáticos Rusia busca impedir la militarización del cosmos con la visible oposición de Estados Unidos.

Los representantes de Washington han rechazado abiertamente una iniciativa ruso-china en este sentido en la Conferencia de Desarme de Naciones Unidas, en Ginebra, Suiza.

En adición, ya el Pentágono realizó el disparo de un cohete SM-3 guiado por un misil crucero de la clase Tricondega, que impactó en un satélite inservible de espionaje a 247 kilómetros de altura sobre Hawai.

La acción permitió a Estados Unidos demostrar la eficacia de estos cruceros incluidos como piedra angular en la agresiva Doctrina Espacial firmada por el entonces presidente Bush.

Con estos y otros retos por delante, Medvedev y Obama necesitarán a partir de hoy algo más que la fuerza de Hércules para atenuar antagonismos que parecen demandar algo más complicado que 12 proezas mitológicas.(PL)