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Curiosity en Marte. Nueva etapa de exploración espacial

La Habana. – Con la llegada del robot Curiosity a Marte se abre una nueva etapa de la exploración espacial, facilitada, ante todo, por el exitoso estreno de avanzados métodos de llegada a las superficies planetarias.

Adicionalmente, la integración de numerosos avances en cuanto a generación eléctrica y equipamiento científico, sienta pautas para futuras misiones automáticas de larga duración hacia otros cuerpos de nuestro Sistema Solar.

También sus propósitos son de cierta manera inéditos, pues se refieren casi en exclusiva -aunque de forma indirecta- a la eterna interrogante de si la vida en la Tierra es algo fortuito y aislado, al menos en nuestro vecindario cósmico.

En concreto, el objetivo de trabajo de Curiosity, según la misión "Mars Science Laboratory", es determinar si el área de amartizaje (el cráter Gale) preserva evidencias de ambientes habitables -geológicos y atmosféricos- pasados o presentes, así como la realización de un inventario completo de compuestos orgánicos orientado a la búsqueda de los "ladrillos" químicos que constituyen la base de la vida.

Curiosity caracterizará además la geología general del sitio de descenso y sus alrededores mediante el análisis químico, isotópico y mineralógico de los materiales superficiales y cercanos a la superficie, e interpretará los procesos de formación de rocas y suelos.

Al mismo tiempo, y siguiendo la estrategia de "buscar el agua y el carbono" -componentes esenciales de la vida, tal como la conocemos- el robot precisará el estado actual, distribución y ciclos del agua y dióxido de carbono.

UN AUDAZ ARRIBO

Una de las innovaciones mas destacadas de la misión fue el arribo del robot a Marte.

Tras un viaje de 567 millones de kilómetros, la cápsula que albergaba al Curiosity hizo contacto con la atmósfera marciana a unos cinco mil 900 metros por segundo.

Gracias a un escudo térmico sumamente resistente, la nave fue disipando su energía cinética en forma de calor hasta que la velocidad disminuyó hasta los 405 metros por segundo.

En ese momento desplegó un paracaídas de aerofrenado que redujo aun más su velocidad, hasta que a los 80 metros por segundo la "concha" que protegía al robot fue desechada.

Entonces, la parte superior de la nave -una especie de grúa espacial- se mantuvo suspendida en el aire con ayuda de ocho pequeños cohetes y, cual un helicóptero, hizo descender al Curiosity mediante cables hasta la superficie marciana.

Tras ello la grúa voló lejos del sitio del amartizaje controlado para autoeliminarse, una vez cumplido su propósito.

La NASA escogió ese novedoso sistema de descenso ya que, por su peso, el Curiosity no podía ser protegido por los tradicionales colchones de aire (como los airbag de los automóviles).

Puesto que las señales de radio demoran 13,8 minutos en llegar desde Marte a La Tierra, todo ese proceso hubo de realizarse de manera totalmente automática. Los técnicos de la NASA se enteraron el éxito de la operación cuando todo había concluido.

MUCHA CIENCIA POR DELANTE

Ahora, con el robot en buen estado de salud, comenzará una larga misión, de al menos 98 semanas (un año marciano), longevidad posibilitada por un sistema eléctrico basado en un generador termoeléctrico por radioisótopos -de Plutonio 238- y pilas de ion litio (como las de los teléfonos celulares, pero mucho más grandes).

De esa manera se garantiza que, independientemente de las condiciones atmosféricas marcianas, como tormentas de polvo, siempre se cuente con un suministro estable de energía para los 12 instrumentos científicos que posee el robot, de 3 metros de largo, por 2,8 de ancho y 2,1 de alto, y con un peso de 899 kilogramos.

Entre ese equipamiento, Curiosity acarrea un espectrómetro de rayos X y partículas Alfa, un set de análisis químico, una estación de monitoreo ambiental, varias cámarasâ��

Su modo de operación estándar sería más o menos el siguiente: moviéndose gracias a sus seis ruedas motrices a una velocidad de pocos centímetros por segundo, escanea con sus numerosas cámaras y el resto de sus sensores el suelo sobre el que se desplaza y su entorno más cercano.

Sobre aquellos objetos que los científicos en la Tierra determinen como los más prometedores -los que mas datos pueden aportar- dirigirá un rayo láser que al vaporizarlos parcialmente permitirá analizar su composición química.

En dependencia de ese resultado, los investigadores pueden darle la orden de escudriñar el objetivo con otros instrumentos, en concreto los de su brazo robótico.

Eventualmente Curiosity taladrará la roca o excavará en el suelo para extraer muestras que serán analizadas con más detalle en dos microlaboratorios que posee dentro de su estructura.

Todos los resultados, así como las imágenes del monitoreo constante que realiza de sus alrededores, son enviados hacia la Tierra.

Así, para los próximos dos años (terrestres) queda garantizado un flujo de datos sin precedentes que permitirán conocer mucho más sobre Marte, un planeta que una vez albergó agua líquida, como la Tierra actualmente.

Su procesamiento y estudio, que puede llevar décadas, tal vez permitirá para el futuro ¿lejano? el establecimiento de las primeras colonias humanas permanentes fuera de la Tierra, tal como hace más de 100 años predijera el visionario ruso Konstantín Tsiolkovsky.(PL)