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Hombre y naturaleza en la Sierra del Rosario

Tener gran parte de su privilegiado entorno natural al servicio del desarrollo socioeconómico sostenible, distingue a la Sierra del Rosario, una de las 25 reservas de la biosfera de élite en el mundo, ubicada en el occidente cubano, exactamente en la actual provincia de Artemisa.

Declarada reserva el 15 de febrero de 1985, abarca 26 mil 686 hectáreas en el oriente de la coordillera de Guaniguanico, de las cuales solo el núcleo es exclusivo para la investigación científica, mientras en el resto proliferan los conceptos de sostenibilidad en actividades de agricultura y turismo, principalmente.
   
Residen allí alrededor de cinco mil personas entre campesinos aislados y habitantes de ocho comunidades, incluida Las Terrazas, experiencia de desarrollo rural basada en la alternativa turística y donde las artes plásticas constituyen símbolo de identificación entre sus habitantes.
   
Tipifican además el accionar antrópico en la zona, el uso de variantes de energía no convencionales, la lombricultura, el reciclado de papel, la obtención de biofertilizantes y las prácticas agropecuarias en líneas tan diversas como el café, cultivos varios, forestales y la ganadería.
   
Directivos de la estación ecológica local destacan entre los logros más significativos la caracterización funcional de los bosques tropicales siempreverdes y semidesiduos, su fauna asociada y la preservación, explotación racional y reproducción artificial de esa flora.
   
Otro éxito en la primera reserva de la biosfera constituida en Cuba entre las seis existentes, es la educación naturalista que caracteriza a los planes de estudios establecidos en los centros escolares y la obtención, por el hotel  Moka,  del Reconocimiento Ambiental Nacional, otorgado solo a ocho instalaciones del turismo en el país.
   
Árboles de hasta 40 metros de altura crecen entre los 889 organismos vegetales identificados, de ellos 29 autóctonos, en tanto los reportes de fauna son de casi 180 especies, la mayoría de aves y como curiosidad, una de las ranas más pequenas del mundo, de 1,2 centímetros de largo.
   
Es la orquídea bletia purpúrea el símbolo de esta reserva, entre las más de 500 oficializadas hasta este año en el mundo, según confirman páginas digitales especializadas, categoría que la UNESCO revalida cada decenio mediante rigurosa inspección a cargo del programa MAB (el hombre y la biosfera).
   
De las zonas cubanas con ese título, cuatro comprenden montañas, áreas a las cuales el estado otorga atención especial desde los puntos de vista socioeconómico y medioambiental, dada la belleza y fragilidad de esos ecosistemas. (Por Elena Milián Salaberri, AIN)