Versiones acerca de una locomotora enterrada en Senado, Camagüey

Arabel, a la izquierda, descubridor de la locomotora, junto a uno de los compañeros de la fundición que ayudó al desenterramiento de la enigmática máquina de vapor.  
Arabel, a la izquierda, descubridor de la locomotora, junto a uno de los compañeros de la fundición que ayudó al desenterramiento de la enigmática máquina de vapor.  

Historias verídicas o inverosímiles se enriquecen de generación en generación con leyendas populares, cuyos protagonistas y testigos presenciales, casi siempre, yacen enterrados con sus secretos enigmáticos que nunca quisieron o pudieron divulgar por temor a la venganza maldita. El enterramiento de una locomotora del ingenio Senado, en el municipio de Minas, dejó de ser un misterio para convertirse en un reto de indagación histórica.

El periodista lleva en su quehacer apresurado al investigador persistente interior y al noticioso impaciente sobre las briosas cabalgaduras de la inmediatez, el tiempo y el espacio: la primicia del acontecimiento, del descubrimiento de la máquina “infernal o reliquia tecnológica”, aderezadas con las versiones populares contadas de boca en boca pudo más y abrió camino expedito para los historiadores de la provincia.

Cuando Bernabé Sánchez Adán fundó el ingenio Senado S.A en 1882, hacía 36 años que el ferrocarril había salido desde Número Uno en Nuevitas hacia la hoy ciudad de Camagüey, anhelo e inspiración de Gaspar Betancourt Cisneros “El Lugareño”.

Las versiones del enterramiento de la locomotora de marras, ubican el acontecimiento en dos décadas diferentes, 30 y 40 del Siglo XX, fechas en las cuales, según una investigación de Antonio Reyes Caballero, especialista de recursos Humanos de la Empresa Azucarera, sobre la génesis del desaparecido central Noel Fernández, refiere los avances productivos e inversiones del central Senado, pero en esos años no menciona nada en específico de su transporte ferroviario hasta el 1957, cuando la fábrica de azúcar disponía de 13 máquinas de arrastre BALDWIN, tres para vías ancha y las restantes de carriles estrechos.

Gente, realidad y ficción

  ¿Cuánto tiempo y por qué permaneció oculta? Los hierros mohosos están en la superficie, mas la verdadera historia puede seguir bajo tierra.
  ¿Cuánto tiempo y por qué permaneció oculta? Los hierros mohosos están en la superficie, mas la verdadera historia puede seguir bajo tierra.

¿Cuánto tiempo y por qué permaneció oculta? Los hierros mohosos están en la superficie, mas la verdadera historia puede seguir bajo tierra.

¿Cuánto tiempo y por qué permaneció oculta? Los hierros mohosos están en la superficie, mas la verdadera historia puede seguir bajo tierra.

Al master en Ciencia, Ricardo Ramírez Sifontes, nacido y criado en Senado, pocos los conocen, pero al profesor de Educación Física X (equis) hasta los perros, pese a que él todavía a la altura de 52 años no sabe por qué su papá René, mecánico de locomotoras le puso ese apodo.

“Hay muchas versiones acerca del enterramiento de esa locomotora: la más difundida en la Comunidad es que los dueños del central, Bernabé Sánchez y su hijo, estaban en peligro de quiebra y acudieron al santero Pedro Velásquez que vivía aquí en Senado y con el cual tenían buenas relaciones para que los sacara del apuro económico y él les aconsejó enterrar una locomotora mirando hacia el central.

“La otra, que la locomotora era muy pesada para ese tipo de línea estrecha sobre la zona pantanosa que rodeaba al ingenio y constantemente se descarrillaba y un buen día la pararon porque por ese peligro nadie quería montar en ella y se fue hundiendo en el fango, entre la herrería, la fundición, la carpintería, y la tierra se la tragó”.

Equis (X) cree que la historia de Velásquez y la familia Sánchez puede ser cierta.  
Equis (X) cree que la historia de Velásquez y la familia Sánchez puede ser cierta.  

Equis (X), afirma que durante sus indagaciones entrevistó -hace una década- a Ernesto Rivero Matos “Mito”, ya fallecido, quien entonces tenía 90 años y desde mucho tiempo trabajó en la carpintería donde se movían los bolos hacia el aserradero con locomotoras y ya en el 1933, aseguró, se hablaba de esa máquina enterrada.

“Lo que me llama la atención es que cuando Arabel Ramírez descubrió el primer hierro y sus compañeros de la fundición la desenterraron, el frente de la locomotora apuntaba hacia el ingenio como cuenta la versión relacionada con el espiritista Velásquez”.

-Entonces, ¿tú crees que esa sea locomotora la número uno?

“Es muy probable, porque la dos está situada a la entrada del antiguo central y la tres se dice que cogió rumbo Occidente”.

-“Manejé la 11 que estuvo en el canal de Panamá”

  Ortiz, nieto e hijo de una generación de maquinista, operó la locomotora 11 que trabajó en el canal de Panamá.
  Ortiz, nieto e hijo de una generación de maquinista, operó la locomotora 11 que trabajó en el canal de Panamá.

Oliverio Ortiz Águila, nieto e hijo de maquinistas, y sobrino del célebre pelotero Roberto Ortiz, asegura que él hace más de 45 años manejó la locomotora número 11 utilizada en la construcción del Canal de Panamá.

“Sí, cuando Emilio Sánchez la compró y la trajo, la manejé para tirar caña, traviesas, igual que la número 20, cuya tripulación anterior provocó con ella un accidente en San Serapio. Funcionaban con carbón de piedra (hulla) y se adaptaron para que corrieran con petróleo”

-Y ¿qué sabe de la locomotora sepultada?

“Mi abuelo y mi padre me contaron que estaba maldita, que se descarrilaba mucho y cuando nadie quería manejarla los dueños del ingenio decidieron enterrarla en este lugar que era una ciénaga y pasó el tiempo y nunca se supo el lugar fijo y cada cual hizo su historia, hasta que por fin la descubrieron”.

El robo de la locomotora

Diosdado no descarta el complot turbulento de Bernabé y sus hijos en torno al ocultamiento de la locomotora.  
Diosdado no descarta el complot turbulento de Bernabé y sus hijos en torno al ocultamiento de la locomotora.  

Diosdado Pérez García, es tan distinguido en Senado como en todo el sector azucarero de la provincia. Fue dirigente del Comité del Partido Comunista en el ingenio, una década dirigente del Sindicato y 20 años jefe de la fundición.

-¿Cuántas veces le pasaste por encima a la locomotora que estaba bajo tus pies?

“Imagínate, trabajé 40 años en la fundición y la máquina permanecía enterrada en el patio.

“Yo tengo otra versión comentada por los viejos que vivieron en este batey: ellos decían que la familia Sánchez, no sé si fue el viejo Bernabé o los hijos Emilio, Jorge… trajo la locomotora que no era bien habida, ilegal, y por eso la escondieron debajo de la tierra para evitar males peores. Oye, porque antes también se robaba y mucho”.

Hipótesis coincidentes

Bernabé, tras la muerte de su esposa Florinda Batista, se casó y tuvo más hijos con la institutriz Elizabet Laurent, cuyos descendientes Jorge y Emilio contrajeron nupcias con norteamericanas, una de ellas hija del multimillonario fabricante de las locomotoras de vapor Balwind.

También recoge la historia que Bernabé Sánchez Adán, cual una locomotora loma abajo, puso retranca a la guerra de independencia de Cuba y el propio José Martí, en carta enviada al Generalísimo Máximo Gómez, lo catalogó como enemigo de la Revolución y desenmascaró sus verdaderas pretensiones de “por sacar la zafra adelante” sembraba intrigas a costa de sus riquezas para demorar el reinicio de la lucha necesaria en el Camagüey.

Rolando Sarmiento Ricart/ Colaborador de Radio Cadena Agramonte.
Fotos Orlando Durán Hernández