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Cuba, una geología con minerales antiguos y curiosos

En el curso del río Majimiana, un afluente del San Miguel que corre por las montañas de la provincia de Guantánamo, aparece una formación rocosa que constituye una verdadera curiosidad: dos grandes lajas de caliza blanca de grano fino y dispuestas de tal modo que parecen un santuario.

La mayor de ellas reposa sobre el lecho por donde circula el río y tiene más de un metro de grosor, mientras la otra yace en posición vertical, justo a su lado, y posee forma triangular.
   
Nadie ha aportado evidencias de que sea una obra humana con fines religiosos, pero existe una leyenda, según la cual, en el pasado alojaba la imagen de una santa. Por eso se le conoce como el Altar de la Virgen.
   
Es muy probable que semejante estructura haya surgido a causa del deslizamiento de varias lajas desde la pared, que integra una de las márgenes de la vía acuática.
   
Por lo general, tales losas caen, se fracturan en pedazos y se las llevan las corrientes de aguas, aunque pudieron ocurrir dos fenómenos inusuales.
   
En una ocasión, una gruesa laja pudo desprenderse y deslizarse con tal fuerza que llegó hasta el mismo cauce.
    Sin embargo, otra de tamaño menor caída por una avalancha quedó ajustada a la anterior en posición vertical.
   
Después, las crecidas del río las pulieron y blanquearon hasta darles su aspecto actual.
   
No obstante, es imposible dejar de admitir que dada la rareza de esa estructura, tal vez algunas personas pudieron colocar, sin mucho esfuerzo, la roca vertical triangular tras haberla transportado de algún lugar cercano.
   
En cualquier caso, esta formación rocosa es una de las más  inusuales curiosidades del paisaje cubano, por lo que debe estudiarse la posibilidad de que obtenga la categoría de monumento natural local.
   
Una decisión de ese tipo podría tener en cuenta la geocronología,  la ciencia que se ocupa de establecer la antigüedad de las rocas y los  minerales, mediante métodos basados en la propiedad que exhiben los elementos radioactivos de desintegrarse de manera espontánea y a una  velocidad constante.
   
Si hay interés de establecer la fecha originaria de una porción de roca o mineral, hay que someterlas a análisis de laboratorio con equipos sofisticados, entre ellos espectrómetros de masas, de absorción atómica y de láser a fin de determinar el cuerpo del isótopo hijo y el de la madre.
  
Una vez fijada su proporción puede calcularse su antigüedad, como lo demuestra el caso de Cuba, donde se han encontrado cristales de circón, un mineral muy resistente que cristaliza a más de mil grados Celsius de temperatura.
  
El hallazgo fue en las arenas de la Formación San Cayetano, de  Pinar del Río, con residuos probablemente provenientes de la América del Sur. He ahí otra de las curiosidades de la geología cubana.(AIN)