América Latina, el real sendero

América Latina, el real senderoEstá por concretarse a fines de esta semana en Caracas, tal vez el proyecto político latinoamericano más relevante desde los días de la independencia regional frente al colonialismo.

Entre los días dos y tres de diciembre, presidentes y jefes de estado de 33 naciones del área, dejarán constituida la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), ajena por primera vez en la historia a la presencia y fiscalización de Washington, y a las influencias de otras naciones del hemisferio desvinculadas de nuestras raíces y urgencias comunes.

Como bien han explicado sus impulsores y los anfitriones de la reunión constitutiva de la CELAC, se trata del concierto de países que representan a una población de 596 millones de personas, con amplios recursos naturales y humanos, y la cual tendrá en el fiel de su balanza el respeto irrestricto a la autodeterminación y la independencia de los pueblos.
   
En pocas palabras, y para buen entendedor, no existirán condicionamientos políticos ni ideológicos, y la base esencial de la convergencia será el interés común de cooperar para hacer de nuestra zona geográfica un influyente interlocutor internacional con la mayor cantidad posible de posiciones y criterios convergentes sobre los problemas que nos atañen.
   
Se trata de la unidad en medio de la diversidad que nos caracteriza, pero no excluye desafíos inherentes a todos, cuyo enfrentamiento y solución serán mucho más viables en medio del entendimiento y la más estrecha cooperación.
   
Entidades regionales ya vigentes como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA); y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), estarán ligadas estrechamente a los destinos de la CELAC, con la amplia experiencia política y de colaboración en todos los campos que ambas agrupaciones ya exhiben.
   
La Comunidad estará alerta además, ante las graves consecuencias que para la humanidad conllevan la severa crisis global capitalista la cual recorre el orbe; los problemas climáticos derivados del orden explotador e irracional; y las graves asimetrías sociales impuestas por el modelo ajeno cuyas bases se sustentan en la opulencia de las minorías a cuenta de la miseria de las mayorías.
   
En consecuencia, está entre los propósitos iniciales de la CELAC, el inmediato establecimiento del Banco del Sur como medio financiero propio del área, desligado por completo de los mecanismos crediticios imperialistas que hasta hoy han monopolizado los fondos globales a su antojo.
   
Por demás, y lo apuntaba recientemente el mandatario ecuatoriano Rafael Correa, la CELAC apunta a que los latinoamericanos se desliguen definitivamente de viejos mecanismos multilaterales de dominación imperial, que como la caduca Organización de Estados Americanos (OEA), no ha sido otra cosa que marioneta histórica en manos de los círculos de poder estadounidenses para enseñorearse en nuestras tierras. (Por Néstor Núñez, AIN)