Autodeterminación: la joya de la corona

Autodeterminación: la joya de la coronaExiste una muy dura realidad en el mundo de hoy: si se es tolerante con la prepotencia, las consecuencias son brutales. De hecho, la historia no recoge blandenguería o concesión clave la cual no haya servido a las peores causas para arrasar con los oponentes e imponer a los demás sus brutales caudales. Así de claro y tajante.

De hecho, la aprobación por el antidemocrático Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de sanciones contra Libia, instigadas por Washington y sus aliados de Europa, convirtieron a esa nación norafricana en escenario de guerra total.

Ilusos, inexpertos y gente incapaz de valorar adecuadamente el escenario global, no hicieron otra cosa al dar su apoyo a ese documento que abrir las puertas de la agresión que viola, dicho sea con claridad, los propios fundamentos claves de la convivencia internacional que sustentan el sistema de la ONU.

De ahí que por estos días en Ginebra, en la sede del Consejo de Derechos Humanos, Cuba, nación que ha sufrido y sufre en carne propia los embates imperialistas encaminados a coartar su derecho a decidir y construir su destino de forma independiente, rechazara junto a otras naciones la resolución occidental encaminada a sancionar a Siria por pretendidas violaciones de las prerrogativas ciudadanas, en medio de la manipulada ola de protestas populares en Oriente Medio.

La clave de esa posición de La Habana es clara. El cuadro que se juzga está lleno de visiones parcializadas y distorsiones de la realidad objetiva, muy propias de aquellos quienes por medio de su monopolio informativo siembran las imágenes deseadas para justificar sus actos agresivos en cualquier parte del orbe.

Por otra parte, y precisamente en ese contexto manipulador, se hace más necesaria que nunca la defensa del derecho de cada pueblo a dilucidar por sí sus problemas y escoger soberanamente sus opciones, ajeno a todo tutelaje exterior por mucho ropaje de “operación humanitaria” que se intente mostrar.

Lo decía el embajador cubano ante el Consejo de Derechos Humanos, el diplomático Rodolfo Reyes: “Corresponde al pueblo sirio, junto a sus autoridades, determinar las vías y medios para atender y ejecutar la voluntad popular. El papel de la comunidad internacional, en este momento de dificultad para un estado miembro de la ONU, es prestar ayuda para salvaguardar la paz y la estabilidad en ese país, no incitar acciones que provocan la muerte, el delito, las agresiones a personas inocentes y la inseguridad ciudadana.”

Pero además, declaraba Cuba, no se puede pasar por alto que el interés en sancionar a Siria discurre en medio de la agresión a Libia, y de la irracional prolongación de las guerras depredadoras del Imperio  en Iraq y Afganistán, lo cual indica el derrotero en el caso de Damasco.

Por otro lado, bien se cuidan los poderosos de exigir frenar el desborde represivo en otras naciones con gobiernos afines a Washington y sus aliados, o en poner coto al expansionismo sionista y sus golpes constantes contra la población palestina, víctima del crimen histórico del robo de sus tierras y la disolución de su patria a viva fuerza.

Para Cuba, que por más de cinco décadas ha defendido a brazo partido su integridad y su voluntad de decidir su destino sin intervención foránea, justo frente a la potencia que lidera el intervencionismo como política global, no existe por tanto premisa mas esencial en las relaciones mundiales que el absoluto respeto al derecho a la autodeterminación y a la soberanía de cada pueblo, sin exclusiones caprichosas de ninguna índole. (Por Néstor Núñez, AIN)