Derechos Humanos: Seriedad y equilibrio

Luego de largos años de batalla política en la desaparecida Comisión de la ONU para los Derechos Humanos, convertida por los poderosos en tribuna de manipulación contra las naciones tercermundistas, incluida Cuba, La Habana se apresta para presentar este febrero un informe sobre su realidad interna.
   
Ante el Consejo de la ONU para los Derechos Humanos, sustituto del anterior desprestigiado andamiaje político, la Isla acude con sus realizaciones sociales y quehacer diario.
   
Se trata de la lógica respuesta al papel de equilibrio, mesura, respeto y apego a la verdad que las autoridades cubanas reconocen en el nuevo organismo, y de una reiteración de la voluntad de trabajo y colaboración de la mayor de las Antillas cuando existe un clima justo y responsable.
   
De manera que en conferencia de prensa ofrecida en La Habana, el canciller Felipe Pérez Roque no solo abundó sobre el informe ante el Consejo, sino además anunció varias iniciativas que en el campo de las prerrogativas ciudadanas asumirá en breve el país.
   
La primera, la ratificación por el gobierno de la Convención contra Desapariciones Forzadas, firmada en el 2007, y la  cercana invitación al Relator Especial contra la Tortura , el funcionario austriaco Mandred Novak, para visitar a Cuba en el curso del presente año.
   
En el clima de imparcialidad observado en el Consejo de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, precisó el titular cubano de exteriores, vale exponer la realidad de un país que en cincuenta años no ha sido escenario de una sola desaparición, caso de tortura o ejecución extrajudicial.
   
Para no pocos analistas, estas decisiones oficiales resultan un mentís a las campañas mediáticas sobre violaciones de las prerrogativas ciudadanas en la Isla orquestadas desde el exterior y por grupos desafectos internos ligados a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, de la cual reciben financiamiento, materiales e instrucciones.
   
La positiva valoración cubana de este clima de rectitud que hasta hoy prevalece en la nueva instancia de la ONU sobre los derechos humanos, favorece sin duda un mayor accionar nacional en esa delicada materia, donde han proliferado visiones distorsionadas, oportunistas e incompletas.
   
De hecho, para cierto número de grandes potencias, las violaciones ocurren solamente en las naciones empobrecidas. Problemáticas humanas tan agudas como el hambre, la incultura, la desocupación, la explotación de niños y mujeres y la carencia de sanidad pública, para nada clasifican entre los “temas prioritarios”, aun cuando fustigan día a día a las cinco sextas partes de la humanidad. (Por Néstor Núñez)