Guanahacabibes: Joya de la naturaleza cubana

Guanahacabibes: Joya de la naturaleza cubanaEl Parque Nacional Guanahacabibes es el eje central de la Reserva de la Biosfera de la Península de igual nombre, con sus cerca de 40 mil hectáreas de extensión en el extremo más occidental de Cuba. Su excepcional naturaleza incluye 15 mil 950 hectáreas de territorio marino en el litoral sur del territorio, caracterizado por poseer suelos rocosos de origen cársico y una formación propia conocida por diente de perro.

Sobresalen por sus singulares valores los farallones, que se levantan a unos 20 metros sobre el nivel del mar y son muy peculiares las numerosas playas de arenas blancas, caletas y caletones.

Hacia el norte descuellan las áreas pantanosas con abundantes lagunas y manglares.

Las zonas paisajísticas le confieren un lugar relevante a escala local, regional y mundial, según especialistas del Centro Nacional de Áreas Protegidas.

Una de las más significativas es el bosque que crece sobre suelo rocoso, al igual que la vegetación litoral, integrada por el guano blanco, uva caleta, almácigo, jagüey y cedro, y la vegetación de manigua costera matorral, que se expande por encima de los acantilados fósiles.

Por lo menos atesora 730 especies de la flora terrestre, el 20 por ciento de las cuales tiene categoría de endemismo.

La fauna terrestre del Parque la integran 16 tipos de anfibios, 35 reptiles, 192 aves y 18 grupos de mamíferos, entre otros grupos.

A su vez, los bosques de la región dan refugio a nueve de las 22 especies de aves autóctonas de la Isla: la paloma perdiz, el sijú platanero, el zunzuncito, el tocororo, la pedorrera, el carpintero verde, el juan chiví, la chillona y el totí. Su corredor migratorio sirve a más de 50 géneros.

En el caso de los reptiles, se destacan subespecies endémicas exclusivas: dos lagartijas e igual cantidad de perritos de costa. Además, la iguana, el majá de Santa María y el cocodrilo americano.

Predomina igualmente una plataforma marina estrecha con un perfil de terraza única que continúa con un camino en forma de pared con pequeños balcones.

Tales estructuras disponen de un variado relieve, que contempla grietas, oquedades, cañones y túneles, lo que representa un abundante refugio y favorece la diversidad de la biota marina.

Sin embargo, el mayor tesoro del Parque está oculto bajo sus aguas: sus arrecifes coralinos, que impresionan por su imponente arquitectura y la variedad de formas de vida.

En la relación de sus peces, figuran el pargo y la cherna criollos, el jocú y la cubera, mientras que sus playas encuentran sitio de desove cuatro especies de tortugas marinas y hasta manatíes.

La instalación contiene una gran riqueza arqueológica, por la existencia de numerosos residuarios aborígenes y de la época colonial que atestiguan el accionar de los guanahatabeyes, sus primitivos pobladores. (Por Lino Luben Pérez, AIN)