Guerra mediática, trajes cambiados

Guerra mediática, trajes cambiadosHace unos días, al repasar las noticias de la violenta represión en Gran Bretaña a raíz de las manifestaciones populares contra las políticas oficiales del gobierno del primer ministro conservador David Cameron, resultó imposible pasar por alto la característica clave en la propaganda  imperial.Se trata de que quienes salieron a las calles de las ciudades del otrora ombligo mundial, no eran más que “inadaptados sociales”, “bandoleros”, o “gente violenta e irracional”.

Para nada se hablaba de que detrás de las vitrinas, los lujosos edificios, las limusinas y las guirnaldas de luces de colores, el capitalismo esconde la realidad de millones de marginados, de personas sin futuro, de excluidos netos, con más razón cuando el sistema vive hoy esta crisis de tanta severidad, que hasta su pilar principal, los Estados Unidos, navega a diario con el agua a ras de las narices.
  
Es, en definitiva, el verdadero modelo de inequidad, donde el pretendido progreso reservado a los menos, necesariamente se sustenta en la anulación de las mayorías y sus más elementales derechos y necesidades.
  
Pero a lo que íbamos. Para la prensa y los gobiernos occidentales, los movilizados por estos días de debacles económica y social en las calles británicas, griegas, españolas o italianas, no dejan de ser precisamente bandoleros, rufianes, inconformes e inútiles quienes no hacen solo reclaman y desestabilizan.
  
Mientras, por ejemplo, los señores de las bolsas, impulsores con su ambición especulativa del actual despeñadero imperial, resultan “pilares del sistema” a los cuales debe ayudarse en grande aunque queden secos los tesoros públicos.
  
Se trata, en conclusión, de la vieja táctica de desdibujar, trastocar y al final confundir a la gente y cercenar sus posibles justas simpatías por las protestas y las reivindicaciones.
  
Cuba conoce de esa práctica. Al fin y al cabo, durante decenios nuestro pueblo amén de cercado y agredido de forma brutal, no ha recibido otros apelativos imperiales que los de “subversivo”, “incapaz”, “extremista”, “injerencista” o, en otros momentos históricos, “instrumento del comunismo internacional.”
  
Mientras, del otro lado, los grupos contrarrevolucionarios con refugio y apoyo seguro en los Estados Unidos, o los que actúan desde adentro de la Isla a favor de los intereses foráneos, resultan “patriotas”, “combatientes por la libertad” o “defensores de los derechos ciudadanos”. En pocas palabras, gente de "integridad" a toda prueba.
  
Vale recordar que, en esa cuerda, y a partir de tal óptica distorsionada, “héroes” también fueron los invasores por Playa Girón en abril de 1961; quienes desde lanchas piratas atacaron poblados e industrias costeras cubanas; los que planearon y ejecutaron la destrucción en pleno vuelo de una nave aérea civil frente a las costas de Barbados en 1976, o quienes colocaron bombas en hoteles y restaurantes de La Habana.
 
Como “héroes” clasifican también los contras pagados por Washington para destruir la revolución sandinista, los grupos mercenarios angolanos, o las actuales “oposiciones” armadas en Siria y Libia.
  
En fin, todo un zoológico elevado al rango de luminaria por quienes hacen de la mentira soporte vital de su deleznable ejecutoria. (Por Néstor Núñez, AIN)