¿Cómo salmones y tortugas localizan dónde nacieron?

¿Cómo salmones y tortugas localizan dónde nacieron?El misterio de cómo algunos animales marinos encuentran el camino de regreso a casa para reproducirse después de emigrar a través de miles de kilómetros mar abierto, ha intrigado a los científicos desde hace más de un siglo, pero ahora, biólogos marinos de la Universidad de Carolina del Norte,  en Chapel Hill, creen haber esclarecido finalmente el misterio.
 
Lo anterior lo publica la Web de esa Universidad, en la que los científicos afirman que desde el mismo momento de su nacimiento, salmones y tortugas marinas son capaces de leer el campo magnético de su área natal y guardar un recuerdo indeleble del mismo.
 
Según la nueva teoría, el cambio magnético de la Tierra cambia de manera predecible a través del globo terráqueo, teniendo cada región oceánica una marca magnética ligeramente diferente.
 
Al conocer la "dirección magnética" exclusiva de su región natal y recordarla,  una vez adultos y preparados para regresar, los animales pueden ser capaces, años más tarde,  de diferenciar tal lugar de entre los demás, según proponen los autores de la nueva investigación.
 
Estudios anteriores han demostrado que los salmones y tortugas marinas jóvenes pueden detectar el campo magnético de la Tierra cuando nadan durante su primer viaje migratorio desde su hogar natal hasta las lejanas regiones donde transcurrirán sus primeros años de vida.
 
El nuevo estudio presenta una posible explicación al desarrollo de las capacidades de navegación más difíciles de las que se valen los animales adultos que regresan a reproducirse en la misma zona donde comenzaron a vivir.

Según los investigadores,  el instinto de volver al lugar de nacimiento y la habilidad para llevar a cabo ese retorno pueden ser explicados mediante la idea de que los animales aprenden la marca magnética exclusiva de su hogar natal a una edad muy temprana, y retienen entonces esta información.
 
Kenneth Lohmann, profesor de biología en la Universidad de California en Chapel Hill, y sus colaboradores, esperan que su estudio estimule el debate en la comunidad científica, y que con el tiempo tal debate conduzca a idear maneras de poner a prueba estas ideas y profundizar en ellas.