El reguetón en la balanza, en Cuba

El reguetón en la balanza, en CubaLa Habana, 16 jul. – Con detractores y defensores, el polémico regueton fue analizado aquí por la musicóloga cubana Yarelis Domínguez, desde su irrupción en la isla hasta su evolución en los últimos años.

Jefa del departamento de investigaciones del Museo Nacional de Música, la especialista identificó a la oriental Santiago de Cuba como la principal puerta de entrada del regueton, por la relativa cercanía geográfica de esta zona a países cultores del género como Panamá y Puerto Rico, entre otros.

Domínguez clasificó en tres las etapas que marcaron su desrrollo en Cuba: una primera en que se imitaban patrones internacionales fijados por los boricuas Vico-C y Don Omar y el panameño El General, quien pese a no cultivar el género, como lo conocemos hoy, se puede considerar precursor de este, explicó.

Tras esa fase imitativa, intérpretes como Baby Lores e Insurrecto y Gente De Zona, entre otros, intentaron "cubanizarlo" mediante la fusión con sonoridades más arraigadas en el gusto popular como la timba, el merengue y la conga.

La musicóloga aclaró que, tras esas etapas de integración y crecimiento, se comenzó a cultivar el estilo que hoy impera en el país, al que numerosos entendidos definen como "cubatón", un vocablo que resume la tercera fase, en la que el artista no imita, sino crea una sonoridad más autócona.

La titular se arriesgó a relacionar la base rítmica del regueton cubano con las habaneras, género cancionístico del siglo XIX. "Existe una verticalidad de poliritmia establecida que permite percibir cierta relación con la habanera", subrayó.

Instrumentos como el ideófono, la caja y el bombo conforman su base rítmica, conocida internacionalmente como el background que ejecuta por lo general un disckjockey (Dj), componente de especial importancia al controlar elementos digitales que sustituyen instrumentos tradicionales.

Esto último origina, en opinión de Domínguez, el menosprecio hacia el género, lo cual, en reiteradas ocasiones, incide en la estructura de las piezas, con una marcada pobreza armónica, muy atacada por sus detractores, opinó.

En la mayoría de los casos el beat (o ritmo) se adapta a la velocidad del movimiento humano, dada la función lúdica y bailable características del regueton, que se traduce en una incitación a bailar al compás, abarcadora de un amplio rango de edades.

También abunda, destacó, la "desacralización" de ciertas figuras y personajes de diversas manifestaciones artísticas, entre ellas la literatura. Al respecto, puso como ejemplo la parodia de un grupo local sobre el cuento La caperucita roja, del danés Hans Christian Andersen.

Los grupos integrados por músicos de formación académica no predominan, mientras que la promoción y divulgación de los autodidactas sí, a su juicio una de las principales limitaciones del género tanto en Cuba como en el plano internacional.

Domínguez exhortó a emprender un estudio multidisciplinario, desprejuiciado, abierto e imparcial del regueton cubano por su capacidad demostrada de impacto en la música popular.

"Cada generación ha tenido sus ídolos, no nos pongamos viejos de alma y espíritu, eso nos distanciaría un poco más de nuestros jóvenes", concluyó.(PL)