Sociedad, entre iguales

Sociedad, entre igualesQue organismos especializados de la Organización de Naciones Unidas (ONU), afirmen que Cuba se encuentra entre las naciones más avanzadas en materia de eliminación del racismo, habla muy alto del cumplimiento por nuestra sociedad del precepto martiano que bajo el rótulo de “hombre” incluía a todas las razas de la nación sin distingos de ninguna especie.

Desde luego, no se trata de que nademos en la perfección. Si bien las leyes revolucionarias cubanas instauraron desde el primer instante la igualdad total entre todos los ciudadanos, más allá de colores, creencias, y orígenes, sabido es que ninguno de esos preceptos tendrá real y consciente validez si no se incorpora a la mente y a la percepción de las personas en relación con su entorno.

Y si bien la Isla exhibe tremendos e innegables avances en la extinción de la execrable lacra que intenta dividir a la personas en razón de su raza, es cierto que no todo está hecho ni logrado.

Se debe persistir en el empeño no solo legal, sino además de formación de las convicciones de nuestros ciudadanos, en cuanto a la abolición del criterio que tiene su origen en las sociedades sustentadas en las explotación y el desprecio de unos seres humanos por otros.

Lo cierto es que los positivos comentarios de especialistas de Naciones Unidas realizados en La Habana en ocasión de celebrarse en esta capital el seminario internacional Cuba y los pueblos Afrodescendientes en América, en torno a la realidad del país en materia de lucha contra la discriminación racial, se erigen como muestra de políticas que de forma tangible pretenden garantizar plenamente los derechos humanos claves.

Porque no se trata solo de proclamar la igualdad, sino de hacerla real y efectiva mediante la garantía de trabajo, estudio, seguridad social, salud, y cultura, puestos en manos de la población sin preferencias ni hurtos y solo con la condición de que cada quien, con su esfuerzo, modele y construya su propio porvenir.

De hecho, decían algunos de los altos funcionarios internacionales a la prensa: “Cuba resolvió los principales problemas de discriminación, y logró incorporar en gran medida a los afrodescendientes a la sociedad.”

Para otras voces, mientras tanto, resulta relevante la existencia en la Isla de una política estatal dirigida a beneficiar a todos los sectores de la sociedad, al tiempo que el Fondo de Población de las Naciones Unidas concluyó que “los logros del país constituyen ejemplo para el mundo, y actualmente marcha a la cabeza en América Latina en igualdad de oportunidades a sus ciudadanos.”

Contraste esencial, añado, con naciones de alto porte, cuyo sustrato discriminador y excluyente condena a millones de afrodescendientes y personas de otras razas a enfrentar los peores índices de desempleo, insalubridad, carencia de estudio y marginalidad, y les convierte en objeto de la más abyecta represión, mientras pretenden erigirse como modelos globales de equidad, justicia y respeto a los derechos humanos. (Por Néstor Núñez/ Servicio Especial de la AIN)