Problemas globales: el mundo contrahecho

Problemas globales: el mundo contrahechoA pesar de campañas y metas en los más encumbrados organismos internacionales, resulta bochornoso que a estas alturas del desarrollo humano sean tan brutales las asimetrías entre regiones y pueblos de esta especie que se autotitula "civilizada".

Lo significaba Cuba hace apenas pocos días en el seno de la Organización Internacional del Trabajo, (OIT) al rememorar los siglos de explotación, subdesarrollo, injusticia social y saqueo de recursos que pesan sobre el llamado Tercer Mundo, realidad que persiste y se agrava a partir de las sucesivas crisis del capitalismo.
  
La delegación de la Isla ante esa entidad global enfatizó además que “no es posible mantener una actitud contemplativa en un mundo donde hoy existen 205 millones de personas en paro, mil 400 millones que viven en extrema pobreza y casi  mil millones de hambrientos.”
  
En ese sentido los voceros de la mayor de las Antillas precisaron que no tendrán lugar profundas y necesarias transformaciones en ese cuadro alarmante y desolador mientras persista el actual e injusto orden económico internacional.
  
Las grandes potencias, lejos de apoyar los esfuerzos para el desarrollo de los más empobrecidos, se empecinan en incrementar su explotación.
  
sde luego, no hay que ser analista avezado para discurrir que los orígenes y la presencia de las grandes asimetrías que sufre la humanidad en materia económica y social no vienen de la nada ni constituyen un “castigo divino”.
  
Sencillamente provienen de la persistencia en la historia de modelos y sistemas regidos por la explotación del hombre por el hombre, por la ambición y las ansias de mando de los poderosos, no importan los pesares y sufrimientos ajenos.
  
Se trata de la filosofía del despojo denunciada más de una vez, pero que los ricos mantienen a toda costa y a todo costo como invariable línea de conducta, y que imponen al resto del orbe hasta con el uso de la violencia desmedida.
  
Lo cierto es que el mundo llegará este año, según informes especializados, a los siete mil millones de habitantes, progresión geométrica acelerada, mientras el contexto en que se producirá ese acontecimiento sigue marcado por la falta de oportunidades, la explotación a los ajenos, la brutalidad en las relaciones globales y la crisis económica que no parece ceder.
  
Mientras, las trágicas cuentas no variarán en mucho.
Así, seis de cada siete personas del planeta intentarán sobrevivir en las condiciones de depauperación impuestas al Tercer Mundo, conglomerado cuyos productos esenciales le aportan hoy ingresos 40 por ciento inferiores a la década de los 80 del pasado siglo, y que paga aranceles 30 por ciento superiores para colocarlos en los mercados opulentos.
  
Tampoco se esperan grandes variaciones en indicadores claves como la mortalidad infantil, de manera que mientras en los polos desarrollados perecen como promedio 12 infantes por cada mil nacidos vivos, en las naciones del Sur la cifra supera las 70 defunciones.
  
Es, sencillamente, como vivir sobre una bomba de tiempo. (Por Néstor Núñez, AIN)