Desandar las rutas de Maceo y Che

Desandar las rutas de Maceo y CheEn la tarde del 12 de octubre de 1868 Marcos Maceo, padre cariñoso y mambí de primera línea, dio la decisión a sus hijos Antonio, José y Justo de unirse al grupo de insurrectos comandados por el Capitán Rondón.

Así se incorporó a la lucha Antonio Maceo y Grajales, cuya madre, Mariana, fue heroína extraordinaria en la manigua redentora. Este mulato de origen campesino nació hace 165 años, llegó como soldado al Ejército Libertador; la fuerza de las ideas que también llevaba en el brazo lo convirtió en el General de cientos de batallas.

Ernesto Guevara de la Serna, nos llega con igual vitalidad en su 82 onomástico. Nos convoca a seguir por la senda del sacrificio; a ser mejores trabajadores; a no perder nunca la fe en la Revolución; a amar la Patria, a defenderla a costa de perder la vida, y a ser más eficientes desde nuestras trincheras laborales.

Fidel nos pidió que seamos como el Che, como el hombre de carne y hueso, que nunca debemos mitificar, y así lo seguimos viendo los cubanos, como el compañero leal; el soldado dispuesto a cumplir la misión más peligrosa; el internacionalista que no cesa de luchar por el bien y la justicia; el médico preocupado; el padre más tierno, el dirigente que no mira desde un buró, sino desde la base, donde está el obrero.

Este argentino durante su juventud recorrió muchos países en motocicleta, junto a su amigo del alma Alberto Granado. Ambos se pusieron en contacto con la miseria y explotación que tienen como herencia los pobres. Desde ese momento Ernesto hizo suya la lucha por liberar a esos pueblos.

Cuando conoció a Fidel en 1955 en México, se convirtió en uno de los expedicionarios del Granma. Desde el primer combate en Alegría de Pío, fue el guerrillero íntegro y el galeno más solidario con sus camaradas, campesinos y hasta con los soldados enemigos que se capturaban, muchas veces heridos.

Extraordinariamente profundo es el pensamiento político de estos líderes. Vivieron en dos épocas diferentes, pero sus criterios revolucionarios buscaban un mismo fin: Liberar a esta Isla del yugo a que estuvo sometida, primero por la Metrópolis Española y luego por la ingerencia Yanqui.

…Siempre he sido soldado de la libertad nacional, que para Cuba deseo, expresó Antonio, y nada rechazo con tanta indignación como la pretendida idea de una guerra de razas (…)

Para el Che el asma nunca fue la impedimenta para subir lomas, participar en combates, exigir como jefe, sufrir las escaceces propias de la guerra. Con la adarga al brazo cumplió sus tareas de Ministro y fue hacia las misiones internacionalistas con los sueños por cumplir.

Ellos nos dejaron sus legados y ejemplos para mantener la resistencia épica que nos caracteriza. Nos corresponde seguir trabajando más. Ante la crisis mundial que enfrenta el mundo la productividad tiene que prevalecer en la esfera económica, como también la consagración nos debe acompañar en cualquier trinchera laboral donde nos encontremos.

Empeñados estamos en derrotar el salvaje bloqueo norteamericano; liberar a nuestros cinco hermanos antiterroristas; defender el planeta, y sembrar alimentos como única alternativa de Seguridad Nacional. Por las rutas de Maceo y el Che, con certeza lo lograremos.

Santiago SantaCruz
Cortesía para Radio Santa Cruz