Fumar: Un hábito que no conduce a nada bueno

Fumar: Un hábito que no conduce a nada buenoHan pasado muchos años, mi abuela sobrepasa los 90, pero eso no quiere decir que sus pulmones no lleven el peso de lo que por gustazo hiciera. En los mediodías se acostaba a “fumarse un cigarrito aunque se cayera el mundo”, y aspiraba otro con deleite, pasada las diez de la noche, antes de retirarse a dormir.

Cualquiera puede sacar la cuenta superficialmente y pensar, eran sólo dos al día, qué daño podría haberle hecho, pero siempre queda el deterioro. Alguien más añadiría que mi abuela ha sobrepasado el pronóstico de vida de los cubanos, que es de 76 años. No todo el mundo navega con igual suerte.

La mayoría empieza por la llamada “monería”, a copiar lo que otros del grupo hacen, para estar a la moda, parecerse al galán de la telenovela o de la película tal o más cual. Cuando hay juventud falta la experiencia, las lamentaciones llegan demasiado tarde, entonces el remedio es peor que la enfermedad. Es más sabio decir: ¡No fumo más!

Desagradable sí es empañar la vida con tanto humo y nicotina, hay tantas cosas que pueden ofrecer mayor goce, fuerza de espíritu, voluntad para llegar a las metas que nos propongamos, sin buscar apoyo en los vicios. Todo es cuestión de querer y no decaer.

Sabemos que fumar daña la piel, el cabello. Los adeptos a esta desagradable costumbre, llevan el tufo constante en su aliento y ropas; les afecta la economía, y les destruye al final su presencia en el mundo de los vivos.

En este 31, Día internacional contra el tabaquismo, es el momento oportuno de lanzar la cajetilla al olvido, ella no quita el stress ni la ansiedad; conscientes estamos que lo que trae en su interior mata lentamente. Haga el compromiso primero con usted mismo, no permita que su existencia caiga en el vacío por un hábito que no conduce a nada bueno.

Santiago SantaCruz
Cortesía para Radio Santa Cruz