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Ley de Ajuste Cubano: terrorismo made in USA

Ley de Ajuste Cubano: terrorismo made in USACuando en noviembre de 1965, durante la segunda sesión del Congreso de los Estados Unidos, se aprobó la Ley Pública 89-732 -conocida como de Ajuste Cubano-, se firmaba una de las más criminales ordenanzas destinadas a destruir la Revolución.

Vigente desde 1966, esta legislación promueve la desestabilización, la fuga de cerebros y la incitación a la emigración ilegal, como fórmulas para desacreditar al gobierno de La Habana, toda vez que otorga tratos preferenciales a quienes, con su acción, provoquen daños a la imagen internacional de la Isla.  
 
 Las vías migratorias, convertidas en canales ideales para arreciar la guerra del Imperio contra Cuba permitieron, en un primer momento, proteger a esbirros y asesinos de la derrocada y sangrienta dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958) y a toda una laya de estafadores, ladrones del tesoro nacional y explotadores del pueblo.
   
Después vendrían las crisis generadas desde Estados Unidos: Camarioca (1965), puente marítimo del Mariel (1980), y la de los balseros por Guantánamo (1994), como consecuencia de la suspensión por parte del gobierno norteamericano del flujo normal y organizado de emigrantes desde la Isla.
 
Se orquestó la campaña de descrédito contra Cuba y para ello utilizan como conejillos de india a los ilusos que siguen los cantos de sirena, quienes creen en el llamado sueño americano, sin percatarse que este termina, irremediablemente, en pesadilla.
   
En estos años se han producido más de medio centenar de secuestros de aviones cubanos, en su gran mayoría con destino a los Estados Unidos, provocando daños a la economía por casi tres millones de dólares.
   
Más de la mitad de las aeronaves secuestradas han sido confiscadas injustamente por la justicia norteamericana, y el costo humano acumula decenas de víctimas fatales y heridos, a manos de inescrupulosos asesinos y delincuentes quienes solo sueñan con alcanzar suelo de Estados Unidos.  
 
También se estimularon  los secuestros de embarcaciones marítimas, las deserciones en diferentes países y las oleadas de irresponsables que se lanzan al mar en pequeñas y frágiles embarcaciones, a riesgo de sus vidas, por incorporarse al american way of life.
   
Acciones alentadas desde los Estados Unidos por medio de la guerra mediática, arremeten contra la Isla en una de las más brutales guerras electrónicas que haya conocido país alguno.
 
Estas campañas están diseñadas mediante el empleo de la cara engañosa de la sociedad de consumo corrompida por el dinero.
   
Las insertan para tratar de mellar la vergüenza del pueblo que resiste los embates del bloqueo económico, comercial y financiero, que pretende  matarlo de hambre por negarse a ponerse de rodillas frente al Imperio más poderoso del mundo.  
   
La opción de encontrar un mundo de lentejuelas esperando con los brazos abiertos, es la doctrina que inspira tan cruel ley y que debiera ser derogada.
   
Pero sucede que en el Congreso y el Senado norteamericanos todavía quedan personajes cavernarios, quienes destilan odio hacia esta Isla irredenta, y se unen en coro  con los malos cubanos de  quieren que  Cuba vuelva al vasallaje y a ser  colonia.
 
Esa gentuza carente de escrúpulos hasta para matar, cargan la ignominia a sus espaldas a cambio de un plato de lentejas. (Por Miguel Fernández Martínez, AIN)