El pulpo Paul y su leyenda dorada

El pulpo Paul y su leyenda doradaLa Habana, 14 jul .- Todavía se habla de él, fue una de las estrellas del Mundial de Suráfrica, compartió gloria y popularidad con los jugadores y lo bañó el resplandor dorado de esa Copa de oro que fue a parar a manos de España.

Desde su cámara de agua, el pulpo Paul anticipó victorias como un oráculo de premoniciones transparentes, al contrario de aquel de Delfos casi siempre oscuro, ambiguo, indescifrable.

Tuvo, como cualquier humano, un margen de errores permisibles, más disculpable aun en un molusco invertebrado al que investigaciones recientes atribuyen una inteligencia perceptible y una capacidad lúdica certificada por científicos como Mather que avalan su relativa complejidad mental.

Sus predicciones le dieron la vuelta al mundo y, como prueba al canto, lo mostraron, imagen visual por medio, eligiendo entre dos recipientes que almacenaban los manjares de su preferencia, cada uno con la bandera del país de los planteles en reñida competencia. Paul elegía. Dicen que lo pulpos tienen una mirada tierna, casi humana, y uno piensa entonces en la "mirada de seda del pulpo de Lautreamont", que el cubano Alejo Carpentier recordaba en una de sus brillantes crónicas periodísticas.

Pero piensa tambien en esa mirada del axolotl, el ajolote mexicano del cuento de Julio Cortázar con sus "ojos de oro", rodeados de un delgadísimo halo negro, y sus pequeños cuerpos rosados, translúcidos, encerrados en el acuario, arrastrando al protagonista hasta convertirlo en uno de ellos, víctima de su fascinación.

El pulpo Paul tiene otra identidad, ama el juego, y desde esa condición sus predicciones se emparentan con los rescoldos de lo primitivo que aun nos habita, de aquellos antecesores remotos, reunidos ante el fuego, confiando a ciegas en las cábalas del sacerdote de la tribu.

Y es que el hombre tiene necesidad del misterio, de resguardar una parcela de lo ignoto, tal vez de preservar la poesía, lo mágico subyacente en ese Paul que ya es parte de la leyenda.