Economía

Remesas, antes, durante y después de la crisis

Remesas, antes, durante y después de la crisisWashington, 15 abr .- Las remesas de los migrantes hacia América Latina y el Caribe, donde son una importante fuente de financiación, se redujeron un 15 por ciento durante 2009 por la crisis económica.

El presente año, coinciden los economistas y como ya lo muestran las cifras, estará marcado por el peligro que representan la excesiva liquidez inyectada a los mercados, los crecientes déficit fiscales, un ritmo de crecimiento más lento y altas tasas de desempleo.

Tales condiciones tienen sus réplicas de distintas magnitudes de acuerdo con las condiciones en la que cada país se enfrentó y trata de salir de la crisis económica global, aun en marcha y con tenues señales de recuperación.

Es así que el impacto de la recesión en las remesas de los migrantes regados por todo el mundo son una de los elementos involucrados en este proceso que se adentra en su tercer año con aparentes avances, más mediáticos que reales, en opinión de muchos economistas.

La recesión económica en los países tradicionales de acogida de emigrantes de la región -Estados Unidos, España, y Japón- tuvo en fuerte impacto en las tasas de empleo e ingresos de los emisores de remesas.

Como consecuencia su valor anual acumulado disminuyó sustancialmente al cierre del año con 58 mil 800 millones de dólares, comparado con los 69 mil millones del 2008.

Después de un largo periodo con aumentos sostenidos el volumen de esas remisiones, 2009 representó el primer año con una tasa de crecimiento negativo. Sin embargo, ya desde mediados del 2006 se observó una marcada desaceleración.

La baja del 2008 fue ya resultado de la crisis económica, cuyo impacto se hizo sentir en las remesas a partir del último trimestre, mientras al siguiente año el efecto fue mayor, acentuado en el segundo y tercer trimestre, cuando la caída llegó al 17 por ciento.

De acuerdo con los analistas el elevado desempleo y los exiguos ingresos de los emisores de dinero en los países donde viven son el principal reflejo del desplome económico, sobre todo en Estados Unidos y España, mayores receptores de emigrados latinoamericanos y caribeños.

A pesar de ello, aun cuando no se cuentan con cifras exactas de la cantidad de emigrantes que consideran un regreso a su lugar de origen en los próximos cinco años, el retorno no es una opción porque las condiciones económicas de sus países son peores a las de donde radican.

Sobre esa base y según resultados de varias investigaciones, la crisis disminuyó el movimiento migratorio en todo el mundo, por lo cual el número de personas viviendo en el exterior se mantendrá más o menos estable.

Marcada fue la caída de ese flujo en México, país que recibe el mayor volumen de remesas en la región, con 21 mil 132 millones de dólares en 2009.

Durante ese año dejaron de entrar cinco mil millones de dólares en relación con el precedente, equivalente al presupuesto anual del Programa Oportunidades, destinado a beneficiar a los mexicanos de menores ingresos.

Tal situación fue calificada de grave ante la caída del producto interno bruto en casi un siete por ciento, así como la falta de generación de empleos, la pérdida del poder adquisitivo de las personas y el derrumbe de las remesas.

Así el futuro más inmediato no parece muy halagüeño, pues una frágil recuperación en volúmenes del dinero enviado por emigrados es improbable a corto, por la persistente debilidad económica en EEUU, España y Japón.

No obstante, para el Banco Interamericano de Desarrollo, las transferencias de dinero de emigrados latinoamericanos y caribeños "tenderán a estabilizarse en 2010 luego de caer 15 por ciento en 2009".

Parece tales cálculos no son muy exactos, ya que recientes despachos de prensa señalaron que las remesas cayeron un seis por ciento en enero y febrero, en comparación con los mismos meses del año pasado.

Es apenas un reflejo de que los migrantes continúan sintiendo los efectos de la crisis económica internacional enviando un promedio menor de dinero, situación que parece cambiar muy poco si la economía mundial sigue con altibajos.(PL)