Bandera de Honor de la UJC para joven colectivo cubano en Venezuela

Bandera de Honor de la UJC para joven colectivo cubano en VenezuelaValencia, Carabobo.— Para un grupo de jóvenes cubanos y venezolanos fue significativo aquí el miércoles 25 de marzo: 107 cumpleaños de Julio Antonio Mella y 455 aniversario de la fundación de la Nueva Valencia del Rey, como la bautizara en 1555 Alonso Díaz Moreno, más allá de la coincidencia de dos fechas históricas.

Lo fue por el abrazo fraternal de dos pueblos, renovado por los delegados al 9no. Congreso de la Juventud cubana y una representación de los abogados de la II Promoción Fidel Castro.

A los pies del cerro Casupo y atravesada por el río Cabriales, Valencia, la capital del estado Carabobo, a unos 150 kilómetros al oeste de Caracas, ciudad industrial y pujante, la tercera en población y extensión de Venezuela, ha acogido a las Misiones sociales cubanas con la amabilidad y hospitalidad que caracteriza a sus pobladores, y ya habían dado muestra de ello los carabobeños del municipio de San Diego, cuando esa muchachada entró a raudales en el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Los Arales, para encontrarse y disfrutar un día inolvidable.

Varios hitos tuvo la jornada. Primero, el encuentro de cinco de los jóvenes venezolanos que hace siete meses fueran recibidos en su casa por el Comandante en Jefe Fidel Castro, con ocho de los delegados cubanos al Congreso —un noveno se les unirá en la querida Isla. Ellos son cooperantes en las Misiones Médica, Deportiva, Cultural y Energética, y todos compartieron durante la visita a un área de salud, donde pudieron palpar la satisfacción del pueblo venezolano por cada uno de los servicios que recibe: consultas integrales, emergencia, imagenología, optometría y óptica, oftalmología, laboratorio clínico, terapia, ultrasonografía, endoscopia, estomatología y rehabilitación integral.

Marco Montilla, en nombre de sus compañeros juristas, resumía ese sentir compartido poco antes de recibir como presente las gorras distintivas del Congreso juvenil: «Un CDI es acción; el trabajo que están haciendo es acción (…) Gracias». Y asentían sus compañeros.

Este era el preámbulo encontrado en Carabobo por Piter Martínez, Yulexis Chaviano, Fausto Despaigne Massó, Arley Santana, Yaremis Mesa, Lisenni Borges, Dixon Gutiérrez y Yosvany Hernández Tejeda, quienes tienen el compromiso de representar a los 15 300 colaboradores que imponen el ímpetu de su edad a los más de 40 000 misioneros en Venezuela.

Una bandera de honor
La pequeña caravana enfiló hacia el centro de Valencia, al Área de Salud Integral Comunitaria (ASIC) de Palotal, donde un colectivo eufórico de cubanos y venezolanos —sin importar años a contar— los esperó, porque iba a reconocerse su accionar en beneficio del pueblo bolivariano.

Acto sencillo, al aire libre, donde tomó espacio, junto a las insignias patrias, la Bandera de Honor de la UJC, que junto a las merecidas por el ASIC Ezequiel Zamora, de Barinas, y el Antonio Díaz, en Delta Amacuro, constituyen los primeros galardones otorgados en Venezuela.

El pendón rojo con las efigies de Mella, Camilo y Che fue recibido por los doctores Rolando Jerez y Yosvany Sol Ramos, los dos coordinadores del Palotal, un grupo que también ostenta la condición de Colectivo Excelencia en los Servicios de Salud.

Luego, cada uno de los jóvenes pre-candidatos al Congreso en Carabobo recibió su diploma de reconocimiento.

Llenaba de orgullo ver esa historia de a diario de quienes, en el intercambio con los abogados ahijados de Fidel, emocionados por igual, ratificaban a la dirección histórica de dos revoluciones que son una sola, el compromiso de hacer irreversible este proceso, de importancia capital para el continente y el mundo.

Y fue un sentarse todos junto a Fidel, reviviendo con Marco, Triana, Aníbal, Inesmar y Angélica sus tres horas y media con el líder de la Revolución. Emocionarse con los recuerdos, atemperar las conciencias, aprender otra vez, definirse en la lucha; decir que nunca se les olvidará el nombre del primer paciente, o del niño al que dieron vigor deportivo, afianzaron su identidad cultural, o encendieron la luz en las sombras del capital; en fin, interiorizar que están viviendo y haciendo historia.

(Tomado de Juventud Rebelde)