La solidaridad cubana se apresura

La solidaridad cubana se apresuraProvenían de nueve provincias del país, pero en el silencio de la madrugada, algo más fría en la Terminal número 5 del Aeropuerto Internacional José Martí, todos semejaban "bayameses" prestos al llamado de "al combate, corred". Con voces graves y seguras entonaron el Himno —sin acompañamiento de fondo musical grabado, porque el tiempo no alcanzó para disponer tantos detalles.

Las batas blancas, de forma inusual, exhibían huellas de recientes dobleces: la urgencia con que fueron convocados apenas les permitió arreglar lo esencial.

Solo diez horas bastaron para reunir esta brigada de 11 médicos, seis enfermeros, cuatro técnicos en diferentes especialidades, un electromédico y el personal de apoyo indispensable.

La mirada adormecida del intensivista Orlando Campuzano, del capitalino policlínico Joaquín Albarrán, ratificaba cuán cerca tenía el recuerdo del sueño, interrumpido a la 1:30 de la madrugada con la noticia de la salida. Veinte minutos tardó en alistarlo todo.

José Ramón Balaguer Cabrera, miembro del Buró Político y ministro de Salud Pública, alabó la destreza movilizativa de estos hombres y mujeres quienes, a primera hora de ayer, partían a Chile a protagonizar lo que en las actuales circunstancias constituía su Moncada, Granma, Girón…

Luego de abanderarlos, junto al abrazo personalizado, les regaló una certeza: "Fidel y Raúl confían en ustedes, y adondequiera que vayan, la fuerza de 11 millones de cubanos los estará acompañando".

Los brigadistas también recibieron, en su despedida, las palabras agradecidas de Gabriel Germán, embajador de Chile en Cuba.

Rumbo a donde haga falta

A mes y medio de salir, con urgencia, a sellar la vanguardia de la ayuda humanitaria en Haití, otros 26 integrantes del Contingente Henry Reeve partieron en auxilio del pueblo de Salvador Allende, tal como lo hicieran en 1960, tras la devastadora sacudida de Valdivia, región del país andino.

A raíz de los eventos del pasado fin de semana, Maule quedó como el territorio chileno más afectado, seguido por Biobío. Las primeras noticias del martes hablaron de 795 muertos, 500 heridos y 2 millones de damnificados en la nación.

Nuestros médicos, en el momento del despegue, desconocían qué zona les tocaría asistir y a cuántas personas. Pero ello no los alarmó.

Aceptar una misión implica no cuestionarse destinos o plazos, alegó con estremecedora ecuanimidad la intensivista Viviana Rodríguez García, ante el interés de Granma por conocer hacia dónde irían y por cuánto tiempo.

La médico camagüeyana pensaba, hasta hace unas horas, que su aporte humanitario tendría por destino la Patria de Bolívar; sin embargo, el nuevo rumbo de sus pasos, que son los de la Revolución cubana, no la tomó por sorpresa ni la atemorizó. "Nunca he afrontado una situación de desastre, pero me siento preparada para asumir el reto".

Con sus escasos 27 años, Alier Piedra Suárez, electromédico de Ciudad de La Habana, es capaz de demostrar cuán justificada es la confianza en el personal de salud cubano. A los 22 estuvo en Paquistán, luego en Indonesia: a ambos países regaló diez meses de su vida cuando la tierra y los mares de aquellas latitudes enfurecieron.

Sin falsas posturas de masculinidad inquebrantable, se reconoce sorprendido y nervioso. "Hasta hace unas horas aguardaba la salida para Haití, y a pesar de estar informado sobre el sismo de Chile, era imposible prever el cambio de planes".

La experiencia me ayuda a confiar en poder enfrentar lo que nos espera, pero no relaja la tensión. Los electromédicos casi no dormimos los primeros días, pues somos los encargados de instalar y hacer andar el hospital de campaña con sus servicios de rayos x, terapia; además de acondicionar las tiendas que a partir de ahora serán nuestras casas, explica.

Junto al hospital y las tiendas referidas, los colaboradores trasladan equipos, instrumental, medicamentos y comida: elementos que puedan facilitarles las primeras semanas de socorro. A estas provisiones se suman, abarrotadas, las ganas de entregarlo todo, de dar rienda suelta al espíritu de humanismo y solidaridad forjado en cinco décadas de Revolución. Así lo admite la enfermera Elania Aragón.

(Tomado de Granma)