Haití, sin chocolates, pero con amor

Haití, sin chocolates, pero con amorPuerto Príncipe, 14 feb .- Para la mayoría de los enamorados en Haití este día del amor no habrá chocolates, la tradición quedó para ellos silenciada tras la tragedia y tendrán que aguardar por tiempos mejores.

La festividad, considerada en varias partes del orbe también día de la amistad, no quedaba exenta de celebraciones aquí, a pesar de que tenía por escenario el país más pobre del continente americano, y uno de los más atrasados del mundo.

En medio de las habituales penurias, el haitiano común se las ingeniaba para darle un toque de festividad al 14 de febrero, ya fuera en pareja o en familia, y el estuche de bombones no faltaba.

Sin embargo, el terremoto del 12 de enero último, en aproximadamente un minuto, sepultó vidas, sueños, anhelos, edificios y casas, incluidos los rincones íntimos en que las parejas consumaban el amor.

Ahora, cuando multitudes viven en los parques, en muchos casos solo protegidas por armazones de maderos y nylon, algunos recordando a quienes murieron, y otros pensando en qué dar de comer a los hijos, no existen espacios para festividades.

Así piensan muchos, entre ellos Abraham Bazelais, quien junto a su familia trata de subsistir en una improvisada choza en la plaza Champs de Mars luego de perder prácticamente todos sus bienes a causa del sismo.

Bazelais laboraba como estibador en la línea aérea TortugÂ�air, y residía en la zona de Centre Ville, Puerto Príncipe, en condiciones materiales decorosas.

Gracias al trabajo, había podido disponer de una casa, en la cual vivía con su esposa Carte Sherley y cuatro hijos, dos niñas y dos niños.

Por suerte, el día del terremoto ninguno estaba bajo aquel techo, que se desplomó en segundos.

"Las condiciones en que vivimos no se pueden comparar con las de antes, ahora son muy críticas, muy duras, porque teníamos una casa bien linda, y ahora no tenemos ni una cama para acostarnos", comentó Bazelais a Prensa Latina.

El carismático haitiano nos dijo que para colmo, tiene a la esposa convaleciente de fiebre, vómitos y diarreas, y durmiendo sobre el cemento.

"Ahora estoy sin trabajo, no tenemos nada, sólo ha llegado como donación agua, una sola vez nos dieron tickets para comida, ahora vivimos de la caridad, de lo que se comparte aquí entre las personas", señaló.

Sus bienes quedaron reducidos a un taburete, una palangana, dos cubetas, unas pocas mantas, contadas mudas de ropa y algunos utensilios de cocina, todos ordenados a un costado de lo que ahora es su nueva casa, un esqueleto de madera revestido con viejas sábanas y cortinas.

Entre paredes de tela, en un espacio que no sobrepasa los dos metros cuadrados y sobre el piso de Champs de Mars duerme Bazelais con sus cuatro hijos y su esposa, para quien este año no habrá chocolates en el día del amor.

A unos centímetros, sólo separados por una pared sábana, viven tres familias más que conoció el día de la tragedia, y que se guarecen del sol y la lluvia gracias a un nylon que ataron de su covacha.

"Antes no nos conocíamos, y hemos formado toda una gran familia, lo compartimos todo, incluso, algunos a veces hasta duermen un rato ahí dentro", dijo señalando su diminuto refugio.

En otra zona de la capital, en la Boule, camino a la altura de Kenkoff, la historia de la pareja de Pierre Yuekner y Guerline Joseph también les impide hacer del 14 de febrero un día de festividad.

Su casa quedó totalmente agrietada, en peligro de derrumbe, por lo que ambos pernoctan bajo un nylon, al igual que otros vecinos de la localidad.

Los días de los enamorados ella prefería salir a pasear, a algún sitio donde pudiese bailar Kompa, un género musical original de aquí, que apareció en los años 50.

Disfrutar de ese ritmo, que utiliza el folklore haitiano como base, fusionado con elementos del merengue dominicano, el jazz, incluso el son cubano, algunos ritmos africanos, el hip-hop y el reggae, es para Joseph uno de los mejores regalos, y "con bombones mejor", expresó.

Pero este día de los enamorados no tiene idea de qué harán, no pueden dedicar dinero a la festividad, lo poco existente, gracias a que el joven Yuekner conserva su trabajo como guardia de seguridad, deben dedicarlo a otra prioridades, entre éstas los cuatro hijos a mantener.

Este 14 de febrero coincide con el tercer día de vigilia en Haití por las víctimas del terremoto, jornada en la que se ora también por un mejor porvenir para los sobrevivientes, y porque prevalezca el amor.(PL)